La solución es hacerse torero

Bajar el IVA a todo menos a la industria del cine es discriminatorio

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OLGA GRAU

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El Gobierno tiene razones que el corazón no entiende. Una de las más poderosas es intentar comprender qué le ha llevado a bajar el IVA cultural del 21% al 10% a todo, incluidos los torostoros, y dejar fuera de la rebaja al cine. El cine es cultura, igual que los espectáculos en vivo o las actuaciones al aire libre. El cine educa, entretiene, hace soñar, permite viajar sin moverse de la butaca y proporciona un pequeño respiro al alma en medio de la rutina. Y, además, tiene detrás empresas, trabajadores y creadores.

En términos de coherencia, bajar el IVA a todo menos a la industria del cine es discriminatorio, tiene tan poco sentido como lo tendría rebajar los impuestos a todos los licores excepto a la ginebra con el argumento de que la gente bebe demasiados gintónics y con eso se descuadran las cuentas. O bajar el IVA a todos los alimentos de primera necesidad, menos al pan porque la gente come demasiados bocadillos y con eso no se podría cumplir el déficit que exige Bruselas.

Y es que tristemente la recaudación parece ser el único argumento para la discriminación de la gran pantalla. Es cierto que en tiempos de estrecheces, los Gobiernos tienen que priorizar qué recortan y qué potencian con subvenciones impuestos. Pero detrás de estas decisiones subyace una ideología que es la que vertebra la política. Se deduce entonces que la industria cultural no es una de sus prioridades del Gobierno del PP.

Quizás el maltrato al sector tenga que ver con el hecho de que al presidente Mariano Rajoy no le gusta el cine. Él mismo confesó hace unos meses que no había visto ninguna de las películas que competían en los Goya Goya y que no tenía por costumbre ir a salas. Será casualidad, y quizás también efecto de Netflix, pero desde que el PP llegó a La Moncloa hay 460 pantallas y 160 salas menos en el país.

Los impuestos sirven para hacer política y son una potente arma ideológica. Las tasas y los tributos tienen que responder a unos objetivos previamente definidos porque son el principal instrumento de redistribución y de justicia social además de servir para crear una determinado tipo de sociedad. No es igual subir el IVA, un impuesto que afecta a todos por igual, ricos y pobres; que subir el IRPF según el nivel de renta del trabajo; o que gravar a los grandes patrimonios o a las empresas. Tampoco es igual apostar por el cine que por las corridas de toros. El director de cine Álex de la Iglesia no quiso entrar en la polémica y prefirió bromear al respecto: "No es una cosa que me haya planteado, pero a ver si la solución está en hacernos todos toreros". Pues eso, todos toreros.