Al contrataque

Sobre lo público

MANEL FUENTES

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En democracia, la política debe velar por lo público. Defender las parcelas comunes que nos deben asistir a todos. Y eso solo se logra haciendo el modelo sostenible. No sobredimensionando el sector. Colocando a la persona más adecuada en cada sitio sin amiguismos. Buscando la formula de contratación más adecuada para que el servicio sea competente y sus trabajadores estén comprometidos. Con un férreo control de los gastos corrientes. Endeudándose lo justo para no perder el control ya que eso supondría ponerse en manos del capital que busca beneficio privado y no social. Invirtiendo en salud, educación e investigación y desarrollo, motores que contribuyen a la igualdad de oportunidades y al progreso. Sin corrupción. Gestionando eficientemente para que los excedentes puedan ayudar a los desfavorecidos.

Estos, a mi parecer, deberían haber sido los pilares tradicionales de la derecha y aún más de la izquierda, ya que a mejor gestión de lo público, mayor beneficio para reinvertir en la sociedad. Pero no. Hoy sabemos que en España ni unos, ni otros han hecho lo correcto, con lo que no partimos de cero sino del infierno. Por nuestro desinterés por conocer y controlar el funcionamiento de lo que era de todos y por el interés de los gobernantes de que así fuera.

Y ahora además, tras intentar apagar el incendio de la monumental deuda privada lanzando al fuego parte de nuestro Estado del bienestar, nuestra deuda pública es impagable, a punto de rebasar el 100% del PIB. Y aunque la prima de riesgo parece mejorar, lo cierto es que para salvar la situación hoy, vuelven a hinchar la burbuja de la deuda soberana. O sea que más que a las puertas de la solución, estamos ante las de un empobrecimiento público.

Higiene democrática

Las implicaciones económico-financieras en las que estamos hacen que las soluciones no sean ni simples ni de aplauso fácil, pero en cambio la exigencia de higiene democrática, sin corrupción, ni indultos a granel, ni aforados por doquier, ni delitos de financiación ilegal de partidos por tipificar, ni puertas correderas entre lo público y lo privado teniendo en muchos ámbitos cautivo al regulador, es innegociable y urgente.

No cortar por lo sano ha generado una sensación de gangrena en los partidos  que le ha servido a Podemos para hacerse un hueco sin necesidad de exponer un plan factible para salir del atolladero. Gesticulación general y ahora Rajoy anuncia medidas regeneradoras que ya nos vendió en enero del 2013, cuando Bárcenas apretaba y que hoy todavía no tenemos, pero de fondo está la sospecha que el PP lo que quiere es blindar sus alcaldías ante el riesgo de perderlas en 2015 tras lo visto en las europeas. Basta de tacticismos. Tal vez no tengamos opción ante un nuevo empobrecimiento social, pero la ética y justicia son ya inaplazables.