El turno

Sobre las protestas contra el Papa

MARÇAL SINTES

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La visita deRatzingerha llevado a un grupo de colectivos a la protesta. Es el caso, por ejemplo, de los vecinos que se quejan de las molestias que tienen que soportar. Después están también los que se mueven por motivos llamémosles ideológicos, personas que fundamentalmente buscan expresar su rechazo a la religión católica o a este Papa en concreto. Mi aproximación es otra. Creo que la visita del Papa es buena porque supone un espot planetario de la Sagrada Família y de Barcelona. Igualmente, porque el bávaroRatzingerha querido reservar un lugar al catalán en su visita. Por otra parte, no puedo dejar de valorar positivamente que haya sido capaz de iniciar el combate contra la pederastia y de enfrentarse a sectores muy poderosos en el interior de la Iglesia. En cuanto a los condones o al papel de la mujer, ciertamente se le puede reprochar que no lo haya cambiado, pero no que lo haya inventado.

Hay muchas personas, creyentes y no creyentes, que consideran que la Iglesia tiene que adaptarse a los cambios que experimenta la sociedad. Es una posición respetable. Como la de quienes,Ratzingerentre ellos, piensan que el catolicismo no es un detergente ni un coche, sino algo que divisa la eternidad y, por lo tanto, no tiene que estar sujeto a las oscilaciones en los consensos sociales.

Sea como sea, estaría bien si aquellos que protestan distribuyeran más equitativamente sus quejas. Lo digo porque, por ejemplo, aplaudieron al dalái lama cuando estuvo en Barcelona y sospecho que no recibirían como recibirán al Papa a ningún otro líder religioso del mundo. Y eso que ocasiones para manifestarse las hay a menudo. Esta misma semana, el príncipe Jalid bin Sultán bin Abdulaziz, de Arabia Saudí, ha sido halagado en Madrid -por la ministraChacón, Zapateroy el Rey- porque se ve que el representante de aquella dictadura feudal y teocrática quiere comprar carros de combate Leopard.