La rueda

El silencio de Ada Colau

Para poder articular una mayoría de izquierdas en BCN, la alcaldesa deberá reclamar un referéndum

JORDI MERCADER

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Ada Colau se hizo invisible durante la campaña del 27-S, rompiendo una tradición. El ayuntamiento fue contrapoder de la Generalitat -y en los últimos años, monaguillo-, pero siempre la capital de Catalunya tuvo su papel en la política nacional; hasta ahora, justo cuando el liderazgo de Barcelona es imprescindible. Los silencios son elocuentes. El de la alcaldesa puede explicarse por las diferencias en Barcelona en Comú sobre el soberanismo, por la precariedad interna de la plataforma y por su delicada situación de mayoría minoritaria en el consistorio.

Fueran estas las razones o la intuición del fracaso de Sí que es Pot, lo cierto es que Colau exhibió un distanciamiento total respecto de sus aliados. Sin embargo, el desastre de Iniciativa y Podemos en Barcelona no la perjudica, más bien la consolida como un valor electoral en alza. La necesidad del independentismo de buscar espacios de crecimiento en el soberanismo moderado para alcanzar la mayoría social le confiere, además, una centralidad determinante. Aunque tal vez prefiera dedicar su carrera en exclusiva a la especialización social que la catapultó a la alcaldía.

El Ayuntamiento de Barcelona puede ser el escenario del reencuentro de fuerzas alineadas en bloques parlamentarios enfrentados. Solo hace falta que los partidos sepan diferenciar la realidad de los futuribles. La mayoría de izquierdas que pretende configurar BC, cuando el calendario se lo permita, pasará por el pacto con ERC y tal vez con el PSC si se busca la mayoría absoluta. Para que este gobierno sea un factor de ruptura del empate técnico en el que está instalado peligrosamente el país se requerirá que Colau levante la bandera del referéndum, el mínimo para los independentistas, el máximo para los federalistas y un objetivo democrático identificado por los europeos. Seguramente hay otros que quisieran para sí esta bandera, pero unos no pueden y otros no se atreven.