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Si me muriese hoy

RISTO MEJIDE

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Si me muriese hoy habría gente que hasta se alegraría. Para qué nos vamos a engañar. Si es que incluso la peor noticia para uno puede ser una gran noticia para los demás. Y lo tranquilo que me iría pensando que iba a hacer a toda esa gente feliz de golpe. Celebrando mi defunción. Alguno montaría una fiesta y bebería a mi salud. Con suerte les cogía a todos un cólico nefrítico o acababan con un coma etílico celebrándolo en el hospital. Dan ganas de resucitar sólo para verlo. A ver si lo de Jesucristo fue el primer OWNED de la historia.

Si me muriese hoy me gusta pensar que también habría gente que se pondría triste. Gente a la que le sabría mal. Gente que me quiso por encima de mis posibilidades. Gente que me echará de menos. Vete tú a saber por qué. Son la gente a la que veo menos de lo que me gustaría. Gente a la que últimamente no me da tiempo ni de llamar. La gente que me ha hecho feliz. La gente que vale la pena. Gente por la que esta vida merece ser vivida. Gente que para mí ha sido y siempre será especial.

Y por último está toda esa gente a la que si me muriese hoy, le daría igual. Vamos, la inmensa mayoría de la población mundial. Personas a las que les acabo de dedicar más tiempo del que ellas me dedicarán jamás.

Si me muriese hoy mismo dejaría tantas cosas a medias. Frases que jamás supe ni pude acabar. Te voy a querer para toda la. Te voy a hacer la mujer más feliz del. Lo nuestro nunca se. Por qué no nos. Hasta cuándo vamos a. Yo nunca más me volveré a. Cuando quieras yo te. Jamás nos separará ni nada ni. Qué hace ese hombre en tu. Mírame a los ojos y dime que. No eres tú, soy. Es la primera vez que me.

Aunque la verdad que si me muriese hoy también habría vivido muchísimo. Frases que acabaron tan arriba que la verdad que daba lo mismo cómo empezaron. Porque bien está lo que bien acaba. Y porque mal está lo que no mereció ni un triste final. Curiosamente, todas rimaban con aquí y ahora. Jamás con el pasado, ni con el futuro, ni con vamos a contar mentiras tralará.

Si me muriese hoy mismo la verdad que sería una putada enorme. Justo cuando acabo de conocerte. Justo cuando me he comprometido con la idea de hacerte feliz. Ya, ya sé que mi credibilidad lleva 20 años buscando asilo político de su propia hemeroteca. Pero todas las tendencias están ahí para romperse. Y quién te dice a ti que he vivido lo que he vivido para llegar a ti. Y quién te dice que no eres tú mi anomalía. Mi punto de inflexión. Mi destino más original, que viene de origen, porque sólo cuando sabes de dónde vienes puedes querer realmente dirigirte hacia donde vas.

Por eso, si me muriese hoy, tendría por un lado la tristeza de dejar de mirarte a los ojos para toda la eternidad. Pero por otro, sería feliz por haberte disfrutado aunque sólo fuese unos días. Porque una vez más, el corazón habría triunfado. Sí, ya sé que te he puteado toda la vida, me diría, pero no me digas que no te he reservado el mejor sabor de boca para el final. Y yo no tendría más remedio que darle la razón, insisto, una vez más. Y es que lo que se firma con el corazón puede acabar bien o puede acabar mal, pero como un error, jamás. Es lo que tiene la sangre, que donde no hay vida, no está.

Por eso, si me muriese hoy, por fin tengo muy claros tanto mi esquela como mi epitafio.

La primera, sería un 'flyer' válido para entrar en cualquier macrobotellón con barra libre.

Y el segundo, tendría sólo tres palabras: su anuncio aquí.