Sexo débil, prostitutas y casquivanas

La RAE sigue definiendo a las mujeres como el sexo débil y a las mujeres públicas como prostitutas mientras la brecha salarial en Europa se mantiene en un 16%

Activistas del grupo feminista ruso Pussy Riot.

Activistas del grupo feminista ruso Pussy Riot. / periodico

OLGA GRAU

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Las mujeres seguimos siendo el sexo débil. Lo dice la Real Academia de la Lengua Española (RAE). El diccionario define sexo débil como el conjunto de las mujeres, sin más, y sexo fuerte, como el conjunto de los hombres. Tras la presión de una campaña de recogida de firmas en Change.org, la RAE se ha comprometido a realizar algunos cambios para matizar que sexo débil es una expresión peyorativa y que no define a las mujeres como a colectivo. Pero no hará desaparecer la expresión, porque argumenta que, por más que moleste a las féminas, se usa en la calle.

El diccionario de la lengua española está plagado de expresiones machistas. Por ejemplo, la expresión mujer pública significa, según la RAE, prostituta. En cambio, hombre público es el que tiene presencia e influjo en la vida social. La filosofía del lenguaje ha estudiado en profundidad el significado de las palabras y como a través de estas el ser humano y el mundo adquieren sentido. Hegel, el filósofo alemán, defendía que el lenguaje es la actualidad de la cultura.

Así, si la expresión sexo débil sigue en la RAE es el reflejo de que la sociedad todavía discrimina a la mujer. Sin ir más lejos, esta semana, el europarlamentario polaco Korwin-Mikke afirmó en el transcurso de un pleno: “Por supuesto que las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes". Sus declaraciones han generado una gran polémica porque resultan políticamente incorrectas.

Pero una parte importante de la sociedad coincide con esta visión machista porque de lo contrario la brecha salarial no existiría, se habría erradicado. Muchos empresarios deben considerar, igual que Korwin-Mikke, que por un mismo trabajo una mujer merece cobrar un 16% menos que un hombre, que es la media de brecha salarial en Europa, según datos de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea. En España, la diferencia es de hasta el 23%, según un reciente estudio de UGT.

En marzo de 1857, en el marco de la revolución industrial, varias mujeres salieron a protestar a las calles de Nueva York condenando las míseras condiciones en las que trabajaban en el sector textil. Este fue el origen del 8 de marzo como día internacional de la mujer. Esta semana las mujeres volverán a salir a la calle para reivindicar la igualdad de oportunidades, gritar que no son el sexo débil, y reclamar su lugar en el espacio público igual que los hombres. Y deberían poder hacerlo sin que en el diccionario se las defina como el sexo débil, prostitutas o casquivanas. Los cambios empiezan también por el lenguaje.