LA RUEDA

Servicios 'versus' consumo

Cuando el negocio de la operadora se basa en la ineficiencia del cliente, todos acaban perdiendo

RAMON FOLCH

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Estaría bien que el año nuevo nos trajera una nueva estrategia energética. Necesitamos frío, calor, luz o fuerza motriz, no kWh. La potencia eléctrica se traduce en esos servicios finales, desde luego, pero en sí misma es inútil. Lo importante es el servicio. Por eso lo que nos conviene es mantener el servicio final con el mínimo consumo. Si la eficiencia, el ahorro y la suficiencia no erosionan el servicio, todo va bien para el usuario.

Otis ha desarrollado un ascensor que aprovecha la energía de frenado, en vez de disiparla. La cabina llena baja por gravedad, frenada por una dinamo que carga baterías; cuando sube vacía, el contrapeso se ve frenado de igual modo. Resulta de ello un ahorro energético muy considerable. Se logra porque los cables, el motor, etcétera, son de última generación, ligeros, silenciosos y resistentes. Necesita una potencia eléctrica de 500 W, menos que un microondas, y se puede conectar, a través del acumulador que le da autonomía, a paneles fotovoltaicos.

A diario van surgiendo logros técnicos así. Es la innovación al servicio de la eficiencia. Cuando todos nuestros aparatos, automóviles, climatizadores y electrodomésticos incluidos, tengan niveles elevados de eficiencia, la demanda instalada de nuestras ciudades bajará drásticamente. Si añadimos una gestión ahorradora (apagar luces de habitaciones vacías, por ejemplo), el camino hacia la autosuficiencia dará un paso de gigante y la lucha contra el cambio climático será más que buenas palabras.

Es una estimulante expectativa para los usuarios y para la calidad ambiental. Los operadores energéticos deberán reorientar su modelo de negocio. Los más avispados, acabarán ganando. Todos ganaremos, de hecho. Ahora el negocio se basa en la ineficiencia transformadora del cliente. Que pierda casi todo el mundo no es bueno para nadie.