Serrat

La noche de Navidad, Joan Manuel Serrat protagonizó un especial de TVE que celebraba el quincuagésimo aniversario del inicio de la carrera del cantautor. Interpretó varias canciones en catalán y se le echaron encima. En la red, quiero decir. Recibió por todos lados, en una muestra de incomprensión absoluta hacia la diversidad cultural. No pasaba esto en pleno franquismo ni era por el famoso 'La, la, la' que Serrat quiso cantar (y no le dejaron) en su lengua. "Un hombre debe ser fiel a sí mismo", escribió en 1968, cuando el régimen franquista le desterró de los escenarios. Entonces también hubo boicot al cantante en muchos lugares de España. Pero, no. La escena de la noche de Navidad era del 2014, en plena democracia, consolidada y constitucional.

Ahora, Serrat ha vuelto a decir lo que piensa y los hay que también lo han lapidado. Ha dicho, con toda honestidad, que no cree que convenga una Catalunya separada, aunque también ha dicho que piensa que los catalanes tienen derecho a decidir su futuro. Se le han echado encima, en una demostración -esta también- de falta de respeto. A mí me parece excelente que Serrat piense y diga que no ve una Catalunya independiente, y no me siento en conflicto justamente porque lo dice con corrección y sin comparar la cosa, como ha vuelto a hacer el insistente Vargas Llosa, con los pesados de los nazis. Voces como la de Serrat son imprescindibles: discrepantes y sensatas.