Editoriales

La sentencia del 'caso Quintana'

La policía tiene delegado por la sociedad el monopolio de la violencia, por eso asume una gran responsabilidad en su uso

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Por fin llegó la sentencia del 'caso Quintana' por el que se han sentado en el banquillo dos mossos acusados de haber dejado tuerta con un proyectil de goma a una mujer en la huelga general del 14 de noviembre del 2014. Los hechos son de sobra conocidos, como es explicable la «frustración» que dice sentir la víctima, Ester Quintana, porque al final la sentencia haya absuelto a los dos acusados. Perder un ojo por la intervención irresponsable de unos policías que hicieron uso de un arma de forma injustificada y saltándose los protocolos no es admisible en una sociedad democrática. Es difícil asumir, como dice la sentencia, que Interior haya sido incapaz de establecer qué unidad y qué agente cometió la infracción. Todos los avances tecnológicos, todas las cadenas de mando, todo el inventario de la munición disparada no han servido para señalar al responsable de una acción criminal.

Los magistrados, que deben remitirse a los hechos probados, no han podido hacer más. La sentencia es un duro alegato contra la actitud corporativista, la renuencia a asumir la responsabilidad y el dejar pasar el tiempo, que ha redundado en la dificultad de asegurar pruebas... La Consellería d'Interior, que desde aquel momento ha tenido tres responsables, no puede sentirse satisfecha por cómo ha gestionado este caso. El actitud de los mossos protegiendo al compañero -¿hoy por ti, mañana por mí?- dificulta la empatía con los ciudadanos. No es el primer caso. Ahí tenemos el de la muerte de Juan José Benítez en Ciutat Vella. Ser policía no da licencia para todo. Se es pieza fundamental del monopolio de la violencia que tienen los poderes públicos, pero por eso mismo se asume una gran responsabilidad y no hay corporativismos que valgan. Algunos uniformados, y no solo el que disparó, saben lo que pasó y han callado. Lamentable.

Una vez establecido por sentencia que la autoría de la agresión fue de la policía, quedan algunos elementos positivos que reseñar. Primero: Interior asumió la responsabilidad e indemnizó a la víctima con 260.000 euros. Segundo: los tres 'consellers' han pedido en un momento u otro disculpas por el daño causado. Y tercero: el Parlament abrió un debate que concluyó con la prohibición de las pelotas de goma. Nadie podrá reparar el daño causado a Ester Quintana, pero esperemos que lo ocurrido sirva de lección.