Pequeño observatorio

Sí, señora, yo soy del barrio

Me pregunto que justificó que en Barcelona se impusiera el calificativo de Barrio Chino

AÑOS DE HISTORIA. Un grafito en una de las calles del antiguo barrio chino de Barcelona.

AÑOS DE HISTORIA. Un grafito en una de las calles del antiguo barrio chino de Barcelona.

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Hacía poco que había salido de casa cuando una señora que iba en dirección contraria a la mía se ha detenido. Ha hecho una pequeña sonrisa, mirándome, y me ha dicho: «Perdone, pero a usted lo conozco». Se ha hecho un pequeño silencio, un poco incómodo para mí. He pensado que quizá me había visto en la televisión, aunque yo no salga mucho. Hasta que, de repente, se le aparece la revelación: «Usted es del barrio, ¿verdad?».

Le digo que sí, que vivo a cuatro pasos de donde nos hemos encontrado. Se queda muy contenta. Ella llevaba un zurrón muy apretado de cosas, quizá demasiado pesadospara una mujer que podría definirse como viejecita. Me he ofrecido para ayudarla, porque debía vivir cerca de donde estábamos y yo no tenía prisa. Como si no me hubiera escuchado me ha repetido, satisfecha: «Sí, sí, estaba segura que era del barrio». Cuando nos hemos separado me he quedado pensando en barrio, derrotado administrativamente por distrito. El distrito es burocrático, el barrio es vital.

Recuerdo que, en Sant Just Desvern, cuando yo era adolescente y llegaba por la noche, mi abuelo me preguntaba: «¿Ya has cerrado el barrio?». El barrio era la reja de dos piezas que aislaba el jardín de la calle. En otros tiempos nació la aceptación de barrio como designación de un grupo de casas diferenciado del núcleo de un pueblo. Tenía una identidad propia, y una tendencia humana a domesticar los hechos trascendentes hizo que se anunciara una muerte con la expresión se ha ido al otro barrio.

Más que un espacio con perfil propio, el barrio se ha identificado, a menudo, por una actividad: el barrio de los negocios, el residencial, el de algodoneros de Barcelona. Una barriada suena más popular, amorfa. Y me pregunto qué justificó que en Barcelona se impusiera el calificativo de Barrio Chino.

Me gusta pasear, de vez en cuando, por mi pequeño rincón del barrio de la Esquerra del Eixample, donde los cafés y las tiendas dicen, cuando paso, que la vida todavía quiere saludarme.