La encrucijada política

Segunda transición

Siete decisiones que debería tomar España para pasar página y situarse de una vez en el siglo XXI

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ANTONIO
SITGES-SERRA

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1.El Rey abdica.Juan Carlos I ha cumplido su misión. Fue protagonista principal de la transición y adalid de la resistencia contra el golpismo. Ha gozado de un gran prestigio internacional y la institución monárquica ha sido un buen paraguas contra aguaceros internos y externos. Ahora su tiempo toca a su fin. Es ley de vida y las circunstancias son óptimas. Su imagen está desgastada, su salud se tambalea y, por su bien y el de sus súbditos, debería buscar su monasterio de Yuste. El pueblo vitorearía su retiro tanto por lo que ha representado como por su generosidad, que, además, aportaría prestigio a la familia real, tan necesitada ahora de noticias positivas.

2. El príncipeFelipeaccede al trono. Al igual que a su padre, se le presenta en bandeja la oportunidad de co-liderar un cambio de modelo de Estado, ahora ya inaplazable dada la inviabilidad política y económica del de las autonomías. Es un personaje respetado dentro y fuera de España y se ganará la voluntad popular si asume su misión de reconducir nuestro maltrecho país hacia metas que ilusionen de nuevo. La Monarquía encarna la unidad en la diferencia y está llamada a alentar iniciativas que creen horizontes de esperanza.FelipeyLetiziapueden rescatar la amenazada honra de la familia real.

3. Los ciudadanos somos llamados a las urnas y urgimos un Gobierno de concentración que debería reunir, por lo menos, a PP, PSOE, PNV y CiU. Todos arriman el hombro y cancelan las disputas partidistas para sacar el país adelante abriendo un periodo constituyente. La fórmula reproducesui generisla queMerkellideró entre el 2005 y el 2009, cuando la fusión de las dos Alemanias había dejado a su país en un situación muy delicada, pero va más allá en su ambición de estabilizar nuestro país definitivamente. Probablemente los líderes actuales deban dejar paso a una nueva generación más europeizada y menos encastillada en posiciones excluyentes.CospedalyBonoabandonan la bandera de Santiago y cierra España. Los nacionalistas se reconcilian con el rico patrimonio cultural, humano y paisajístico de la Península. En suma, los independentistas y los hiperjacobinos ceden.

4.Los partidos dan por finiquitado el Estado de las autonomías (lo sugirió yaEsperanza Aguirrey ahora tambiénPérez-Rubalcaba) y optan por el modelo federal, con el consiguiente adelgazamiento del Estado central. Se recompone el mapa político de España. A modo de ejemplo: Galicia con Asturias; el País Vasco con Navarra y la Rioja; la Corona de Aragón se reedita y Catalunya, Aragón, Baleares y Valencia se hermanan de nuevo; Castilla y León recupera la salida al mar con Cantabria; Madrid y Murcia se aúnan con Castilla-La Mancha; Extremadura y Andalucía caminan juntas; Canarias recibe un trato singular. Invitamos a Portugal a la Federación Ibérica. Sumamos cerca de 60 millones de habitantes y nos convertimos en una potencia económica. Todos ganan, nadie pierde y se consigue un buen y necesario equilibrio entre industria, agricultura y turismo en cada uno de los territorios federados.

5.Pactamos unos mínimos comunes -la base irrenunciable de nuestras democracias modernas del bienestar- en materia de educación, sanidad, Seguridad Social y justicia. Paralelamente, regeneramos las instituciones públicas haciéndolas más eficientes y sustituyendo la gestión política por otra más técnica. Se adelgaza o desaparece el Senado. Devolvemos la capacidad de decisión a los profesionales más preparados y alentamos el mérito, el esfuerzo y el liderazgo.

6.Diversificamos nuestro modelo económico priorizando aquellos campos en los que tenemos una ventaja competitiva («no compitas si no llevas ventaja», escribíaJack Welch,CEO de General Electric). Redirigimos el turismo hacia el modelo de Formentera y liquidamos el modelo de Lloret, prestando especial atención a los jubilados de Europa, cuidados médicos incluidos. Mejoramos nuestro campo y fijamos a la población rural. España es un país de grandes artistas y merece una buena industria cinematográfica y una apuesta decidida por el diseño y la moda. Invertimos en ciencia pero evitamos el curioseo y devolvemos el liderazgo de la investigación biomédica a los clínicos ,que, en último término, son quienes han de avalar y hacer posible el retorno de las inversiones. Nunca seremos California ni Massachussetts, pero sí podemos llegar a ser incluso superiores a Florida.

7.Se regenera la democracia con listas abiertas, una urgente ley de financiación de los partidos y avanzando en la independencia de los tres poderes para limitar al máximo la partitocracia que, apoderándose de lo público, ha ido sutilmente desbancando a la democracia. Catedrático de Cirugía (UAB).