Análisis

¿Seguirán con Mas como excusa?

El Gobierno de Rajoy y su partido se equivocarán de nuevo si hacen como si aquí no pasara nada

TONI AIRA

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La participación ha hecho de las elecciones del 27-S bastante más que unas autonómicas. La victoria del independentismo gobernante frente al españolismo en el poder es abrumadora. Hay mayoría absoluta en el Parlament, con un mandato democrático claro. Pero la CUP tiene la sartén por el mango. Y es que en Catalunya la pluralidad, también en el ámbito soberanista, es marca de la casa. Ante esto, aquí y allá, los habrá que querrán seguir simplificando el debate y centrarlo en la figura de Artur Mas. Seguirán equivocándose. Seguirán cayendo.

Alguien dirá que en Catalunya no sabemos hacer las cosas fáciles y que somos amigos de complicarnos la vida. Otros pondrán en valor que aquí la idea del pensamiento único simplemente no la compra nadie. Y seguramente tendrán razón unos y otros, porque el resultado es complejo, como la vida misma y como la sociedad catalana y la gestión de su mapa político. Pero en Madrid el Gobierno de Rajoy y su partido se equivocarán de nuevo si hacen como si aquí no pasara nada y todo terminara o empezara de nuevo en Mas.¿Que la CUP puede ayudar a incentivar este debate por aquello de poner la revolución antes que la guerra (metafórico y en clave democrática, entiéndanme)? Sí, es posible. O no, porque como mínimo la CUP, que ha tenido un gran éxito por sus méritos y por mucho demérito de otros, no procede siempre con un argumentario en la boca lleno de consignas fabricadas en laboratorio.

Un diagnóstico absurdo

Aquí es donde el PP falla mucho, en general, y en Catalunya en particular. Pero que ahora en Catalunya haya expectativa y debate sobre si Mas será o no presidente en primera vuelta, en segunda o si no lo será, todo esto no debería aliviar a nadie en Madrid, y menos detenerlo para hacer algo. Porque el mapa político de Catalunya cada día tiene menos que ver con el del conjunto del Estado español. Y esto se acentúa a cada elección. Y es gracias en parte a este diagnóstico tan absurdo que hacen de lo que pasa aquí. No solo el PP.

Pablo Iglesias y su proyecto en Catalunya han captado a las claras cómo la fórmula que les funciona en España pincha aquí. Comprueban esto y también que Catalunya no es Barcelona. Ya ven a qué alturas de la película se encuentran. Pero más allá de casos concretos, el fracaso de las formaciones españolistas con sede en Madrid ha sido estrepitoso. Solo Ciudadanos se salva, entre el unionismo, y con gran éxito, porque como dijo Albert Rivera, «nacieron para unas elecciones como estas». Nacieron contra lo que ya hace 10 años crecía en Catalunya y ya apuntaba que iba en serio y que no se podría combatir con el inmovilismo y un discurso simplista y tramposo. ¿Que persisten en ello? Pues el problema (y también Mas) seguirá.