El secreto del corrupto Millet

FERRAN MONEGAL

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Bajo el epígrafe Expolio Pictures nos han ofrecido en Polònia (TV-3) la película Millet, el llop del Palau. Es una producción luminosa. Ilustrativa. De gran utilidad para la ciudadanía. Para que sepamos cómo se consigue ser, a la vez, corrupto e impune en Catalunya. Nos retratan al Fèlix Millet (Queco Novell) actual. Está exultante. No está ni preocupado ni compungido por la causa judicial que pesa sobre él. Todo lo contrario. Está en un momento magnífico. Mientras hace la pamema de caerse para seguir entorpeciendo la acción de la justicia, sigue propinándose colosales lingozatos de whisky y encendiendo los cigarros con billetes de 500 euros. ¡Ah! Sabe que su proceso seguirá dilatándose en el tiempo. Años y años. In saecula saeculorum.

Y para celebrarlo, monta una bacanal con otros célebres corruptos de la Península, el insigne Bárcenas entre ellos. Micrófono en mano les lanza un entusiástico alegato. Grita, convencido: «¡Nunca iré a la carcel!». Y aparece entonces un alegre combo musical acompañado de una troupe de hermosas pubilles, todas en taparrabos, que rodean a Millet, y entre todos montan una orgía muy bonita. El momento clave de este retrato televisivo es cuando Millet, que está en un selecto restaurante zampándose una pantagruélica comida, recibe la visita de su alumno y admirador Jordi Montull. ¡Ahh! Es un instante que solo en Polònia hay valentía para construirlo. Le pregunta Montull, subyugado y lleno de admiración: «¿Cómo lo haces para robar tanto y pasar inadvertido?». Y Millet, deslomándose de risa, le contesta: «¡Patriotismo, Montull, patriotismo! ¡Con el patriotismo se enmascara todo!», y dándose nostrats y teatrales golpes en el pecho, comienza a cantar el Cant de la Senyera («Al damunt dels nostres cants / aixequem una Senyera / que els farà mes triomfants») mientras con la mano derecha va haciendo el gesto de ir trincando fajos de billetes, metiéndoselos en el bolsillo.

¡Ahh! Cómo celebro que exista todavía en TV-3 este reducto polaco. Es de una gran valentía construir este sketch tal y como van las cosas en la seva hoy en día. Bienvenido este sarcasmo por la lucidez y el realismo que transpira. Nos cuentan la verdad. Nos abren los ojos. El secreto de Millet ha sido disfrazarse de patriota. Más patriota que ninguno. Y su sistema para ser impune ha sido envolverse en la senyera, o sea, pervertir la bandera transformándola en el saco del pillaje y latrocinio. Tome nota de este sketch toda Catalunya.