GEOMETRÍA VARIABLE

¿Se equivoca Felipe González?

JOAN TAPIA

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Felipe González no es solo el gran referente del socialismo español --como Willy Brandt lo fue para el SPD--, sino quizás el político español vivo con más influencia. El domingo, al empezar la campaña del 24-M, afirmó que el PSOE no estaba en peor posición que en 1979, antes de las primeras elecciones municipales.

Felipe sabrá cómo estaba el PSOE, pero creo que entonces encarnaba la voluntad y la esperanza de cambio ante la UCD, el partido que había traído la democracia, pero que, fruto de sus luchas internas, tenía dificultades para gobernarla. Hoy no es así porque el PSOE, tras los 13 años de Felipe y los ocho de Zapatero, tiene una larga historia. Con sus éxitos --ciertos-- pero también sus fracasos. Entre otros, que Zapatero no supo hacer de Helmut Schmidt, un diferente pero brillante heredero de Brandt. Hoy el PSOE está ajado, pese a la inyección de nueva sangre de Pedro Sánchez, y surgen nuevas ofertas que prometen regenerar la democracia. Felipe se equivoca: el PSOE está peor que en el 79.

Pero también ayer Hillary Clinton presentó su candidatura para la nominación demócrata. Hillary pareció "pasada" en el 2008 frente a Barack Obama, pero curiosamente hoy, cuando Obama está lejos de haber cubierto todas las esperanzas, es el recurso del viejo partido demócrata. Los demócratas confían en ella para que la Casa Blanca no vuelva a caer en manos de una derecha republicana que inspira poca confianza. Tampoco el PP genera confianza en España porque no consigue ser un partido integrador.

Aznar llegó al Gobierno en 1996 sin dudar ni un momento en dividir para alcanzar el poder. Y lo volvió a hacer en su segunda legislatura con la guerra de Irak (en la primera era todavía débil, dependía de Pujol y centró su "animosidad" en 'El País'). Y el PP de Rajoy ha vuelto al poder dividiendo (el Estatut o la negociación con ETA) y ha renunciado a la gran oportunidad, tras la victoria del 2011, de ser un partido integrador, auténticamente "nacional".

¿Puede volver a ser el PSOE ese partido amplio y extenso que Felipe González --tras renunciar al marxismo-- llevó a la Moncloa en 1982? Hace un año nadie habría dado un duro por ello, pero hoy las cosas son algo distintas. Primero porque el PP se ha equivocado al fiarlo todo a la economía. También porque Pedro Sánchez es un líder joven (43 años), elegido por los militantes y con un discurso bastante reposado.

LIGERO DECLIVE DE PODEMOS

Finalmente, porque el talante unidireccional de Podemos pierde atractivo. Se ha visto en Andalucía y la última encuesta de El País sitúa al PSOE por delante del PP y a dos décimas de un Podemos en ligero declive. Quizás lo más revelador es que Pablo Iglesias ya no se come el mundo, y que, pese a presentarse como el viento que barrerá a "la casta", tiene un saldo de opiniones negativo y al alza de 30 puntos frente a los 12 de Sánchez (en descenso).

Pasa, y en esto sí acierta el antiguo líder del PSOE, que el discurso binario de Pablo Iglesias, con su división de los ciudadanos entre los de arriba y los de abajo (en los mítines simplifica infantilmente con gatos y ratones), se parece más al maniqueísmo de los buenos y los malos españoles de Aznar que al Felipe del 82. España quiere un discurso integrador y aquí el gran contrincante del PSOE (quizá futuro aliado) es Albert Rivera, que tiene un saldo positivo de 18 puntos. Quizás porque sus enemigos todavía se ensañan poco. O porque, como el PP, le hacen un hombre al atacarle.

El gran reto del PSOE es contestar al triunfalismo económico con solvencia y seriedad. Sin sectarismo y sin pintarlo todo negro, porque la economía crece ya a más del 2% y se vuelve a generar empleo.