Sant Jordi contra la intolerancia

La fiesta de Sant Jordi se prepara para competir en la carrera de la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco. El consenso institucional consenso institucionalque se exhibió el viernes pasado augura un éxito casi seguro. Los valores que llenan las calles durante esta 'diada' son hoy más necesarios que nunca. «Los libros y las ideas son las mejores armas contra la intolerancia y la ignorancia», sentenció el presidente norteamericano Lyndon B. Johnson en un memorable discurso en febrero de 1964. Unas armas imprescindibles en estos tiempos en que el fanatismo terrorista y los populismos políticos nos arrastran hacia la intolerancia, que es el primer paso hacia la violencia y la destrucción.

Sant Jordi coincide este año con muchas cosas, entre otras con unas elecciones cruciales para Europa como son las francesas, donde jugamos una batalla crucial en esta guerra. También lo hace en un momento clave en el que corremos el riesgo de que la tensión política se traduzca en tensión social en un marco de vulneraciones de la ley que nos alejan de los ideales de este día.  En este contexto, EL PERIÓDICO quiere una vez más reivindicar los libros como antídoto contra cualquier forma de intolerancia, tanto en la edición especial del diario de hoy como en la del libro 'Relats curts d’un llarg viatge' que impulsamos junto a Save the Children. 

Sant Jordi coincide también este año con un domingo, una circunstancia que no se daba desde el 2011, cuando, además, fue el día de Pascua, en plena Semana Santa. Aquel año registró los balances menos positivos, pero como ya ha declarado el presidente del Gremi de Llibreters, la festividad tiene «tanta potencia» que incluso puede superar un «contratiempo» como el del calendario. Lo cierto es que la 'diada' se ha extendido a lo largo del fin de semana y, una vez más, el entusiasmo popular seguramente superará las expectativas de los editores y libreros puesto que esta es una fiesta nacida precisamente del empoderamiento de la gente.

De cualquier manera –y con el factor añadido de un decisivo Madrid-Barça, que también influirá en el desarrollo de la 'diada'– la fiesta de Sant Jordi seguirá siendo una celebración cívica de primer orden, aunque este año muchos la vivan en unos escenarios que no son los habituales. El éxito está más que asegurado.