TÚ Y YO SOMOS TRES

Sangre en la rue Alibert

FERRAN MONEGAL

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El sábado todas las cadenas ya eran París. O sea, reaccionaron.  Pero tarde, eso sí, porque el periodismo en directo, urgente, de la noche del viernes, como ya les conté ayer, estaba en las cadenas públicas, fundamentalmente TVE-1 y TV-3. Seamos justos: también en 13 TV, en el programa El cascabel de Antonio Jiménez. Pero el sábado, y ayer domingo, todas desplegaron sus efectivos y modificaron sus parrillas. Mediaset incluso emitió un comunicado de semidisculpa por haber transformado el Deluxe en la más delirante expresión de sus servicios informativos. Este disparate, por mucho que intenten camuflarlo, no se puede corregir, pero al menos, horas después, comenaron a movilizar a Pedro Piqueras, a Carme Chaparro (a París), a Juan Pedro Valentín (Las mañanas de Cuatro). En A-3 TV Sandra Golpe y Albert Castillón se pusieron al frente de una edición especial de Espejo público, con Vicente Vallés ya desplazado a París. En La Sexta, Antonio García Ferreras hizo por la mañana un especial Al rojo vivo, y por la noche ya le vimos circulando con un gorro de lana por París, sirviendo infomación directa para La Sexta noche. Es loable que un peso pesado como él, todo un jefazo en La Sexta, abandone la poltrona, deje su confortable instalación permanente en Madrid, y salga disparado hacia donde está la noticia. Que el director haga de redactor de calle es una rareza que debería suceder más a menudo. Un detalle, al final de su crónica por las calles de la capital de Francia, ya en plena madrugada del domingo, parece que ha encendido una parte de la red. Fue cuando se detuvo en la rueAlibert. Comenzó enseñándonos los impactos de los proyectiles en las fachadas. Contó hasta seis. Y luego, mirando al suelo, a la acera, dijo: «He estado meditando toda la noche si mostraros una huella de la barbarie». La mostró.  Era un gran charco de sangre. Ferreras nos contó que era la sangre de una víctima que, herida y arrastrándose, había llegado hasta allí. Y allí precisamente, en ese tramo de la rue Alibert, fue rematada. Tranquilicemos a los ofendidos de la red: no nos enseñó a la víctima, nos enseñó su sangre, seca, derramada. Pero es verdad que ese impacto no hacía falta.

Esta calle de París lleva el nombre de un médico que forma parte de la historia de Francia, Jean-Louis Alibert. Fue jefe del Hospital Saint-Louis, y primer doctor de cabecera de Luis XVIII. Los asesinos han matado en la calle de un hombre que dedicó su vida a salvar seres humanos.