La clave

Sandeces

ALBERT SÁEZ

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En el paradigma digital, las opiniones son sagradas y los hechos son libres. Justo al revés de lo que era uno de los pilares del periodismo de masas: los hechos son sagrados y las opiniones son libres. La dislocación actual se produce como consecuencia del apoderamiento del público. Durante un par de siglos, los mismos medios que regulaban el flujo de la información organizaban el perímetro de la opinión. Ahora, testigos, expertos, afectados, víctimas y protagonistas de los hechos compiten con los medios en su relato pero, sobre todo, en su valoración y comentario. La mala conciencia de haber obviado durante tanto tiempo las opiniones no homologadas por los medios las ha sacralizado. Es lógico, porque, como ha sintetizado el gran Iñaki Gabilondo, estamos en los cinco primeros minutos del paradigma digital, en los que, como en un partido de fútbol, los jugadores liberan las energías acumuladas en la preparación.

El drama es que las élites, protagonistas solitarias hasta el momento de los hechos y de las opiniones, aprovechan esta grieta digital para comportarse como si fueran público. Y es entonces cuando desvarían, e incluso gentes de buen pensar y buen vivir como el ministro Jorge Fernández Díaz se sienten suficientemente impunes como para alterar los hechos hasta hacerlos coincidir con sus opiniones. El responsable de Interior de un país homologable no puede especular alegremente con el nivel de radicalismo islámico en las mezquitas del territorio que tiene encomendado proteger. Quienes no dudamos de la competencia del ministro solo encontramos en este desliz un intento desesperado de sustentar con hechos esa opinión inoculada de que el independentismo ha pactado con el yihadismo.

Modo británico

El debate sobre la independencia de Catalunya está maculado por esta tendencia de la era digital. Unos y otros buscan fabricar hechos para sustentar las opiniones en un sentido o en otro. Sería más racional seguir el guion británico y a partir de unos datos compartidos debatir las legítimas opiniones. La mejor manera de negar la realidad es convertirla en una serie de hechos explicados como sandeces.