a pie de calle

La salud laboral de los médicos

Personal sanitario, pacientes y familiares en un pasillo del hospital de Vall d'Hebron, el 14 de abril.

Personal sanitario, pacientes y familiares en un pasillo del hospital de Vall d'Hebron, el 14 de abril.

EDWIN WINKELS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Puerta de urgencias de un hospital cualquiera. Un grito de un hombre, aparentemente hijo de un padre que acaba de ingresar, que debe ser retenido por un vigilante. «¡O me lo salváis, o voy a por vosotros!» Sala de espera de un ambulatorio cualquiera. Una mujer fuera de sí: «Quiero que me atiendan ahora!» Intenta abrir una puerta de un consultorio a la fuerza. La cosa, en ambos casos, no va más allá. Pero preocupa, cada vez más. Antes, hace décadas, el médico era un señor al que se le hablaba de usted y al que se le hacía mucho caso, aunque volvía a atiborrar al niño enfermo con los a veces malditos antibióticos. Y la enfermera era una mujer simpática y a nadie se le ocurriría gritarle o, peor aún, levantarle la mano.

En los últimos años, el personal de centros de salud sufre cada vez más agresiones. Y corre el riesgo, me cuentan ellos mismos, que a partir de ahora ese fenómeno crezca. Porque desde muy arriba les cortan las alas, les cierran quirófanos, les quitan las horas extras, pero son ellos, al pie del linóleo que siempre parece cubrir el suelo de estos sitios, quienes deberán decir cada vez más «no» a un paciente, a un enfermo o a un familiar. Y como, además de cada vez más impacientes, somos también más agresivos, ya ni respetemos las batas blancas.

De ahí, por ese asunto tan de actualidad, que unos expertos de la MC Mutual se sentaban ayer en el señorial Saló de Cróniques del Ayuntamiento de Barcelona para recibir un premio. Cada año, el consistorio recuerda desde su muerte en el 2007 a Ignasi Fina, que además de concejal ecosocialista, procedente de las filas del PSUC y eterno luchador por los derechos de los trabajadores, fue un médico muy preocupado por la salud laboral, asunto al que cada 28 de abril se dedica un día mundial; ya deben quedar pocos días libres a lo largo del año para homenajear o recordar un evento, una enfermedad, un logro social o lo que sea.

La gente de MC Mutual, representada por Francisca Arenas, redactó un plan integral de prevención de la violencia laboral en una organización sanitaria que se hizo con ese premio al ser, según el jurado, un plan muy bien elaborado.

Un siglo de estrés

3 Esa violencia latente hacia ellos ha aumentado aún más el estrés que sufre el personal sanitario, que ya soportaba una carga mental importante. O, como decía en el discurso previo a la entrega de premios el psiquiatra vasco Juan Sánchez Vallejo, «no es lo mismo un médico que un albañil», sin despreciar la faena del último, pero como para reflejar que, con el paso de los años, ha ido cambiando el tipo de estrés que se sufre en el mundo laboral. Si antes el estrés era más muscular, ahora es casi por completo mental, emocional, psíquico. Una palabra, estrés, que nació en inglés, stress, hace justo un siglo, en 1911, y que según el psiquiatra es ahora demasiado mediatizado; ya llamamos estrés a cualquier situación de tensión.

A la entrada de la entrega de premios, el consejo asesor de salud laboral del ayuntamiento entregaba una hoja que nos recordaba que esa salud del trabajador ha empeorado con la crisis, convirtiéndose también en salud del parado, que al final es un tipo de salud laboral. O sea, que también ahí, en el mundo de los desocupados, hay que prevenir. Para que no vaya mucha más gente al médico, ahora que el médico en Catalunya tiene menos medios.