Dos miradas

Lo sagrado

EMMA RIVEROLA

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Hace tres semanas, Rita Maestre vio ratificada su condena al pago de una multa de 4.320 euros por el asalto a la capilla de la Universidad Complutense cuando era estudiante. La protesta denunciaba la existencia de un espacio religioso en un centro público. Al respecto, la Fiscalía de Madrid ha dicho: "Es obvio que las señoritas están en su derecho de alardear de ser putas, libres, bolleras o lo que quieran ser, pero esa conducta realizada en el altar, espacio sagrado para los católicos al encontrarse allí el Sagrario, lugar donde según sus creencias se encuentra su Dios, implica un ánimo evidente de ofender".

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizaresla lamentado la «escalada contra la familia» lanzada por «el imperio gay y ciertas ideologías feministas». Respecto a estas, las ha calificado de «las más insidiosas que ha habido en toda la historia de la humanidad». Cañizares no es el único que ha utilizado el púlpito para incitar al odio y a la discriminación. Las mujeres y los homosexuales suelen ser las dianas preferidas de la Iglesia más fundamentalista. Como si los mármoles de las capillas y las catedrales conformaran una capa aislante que evitara que las leyes, las libertades y los derechos se filtraran en su interior. La cuestión es determinar dónde está la sacralidad a defender. Si en el suelo que cobija una creencia o en la tierra que lo aguanta y que encarna los logros conseguidos por todos.