¡Saalam, shalom, Albert!

FERRAN MONEGAL

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Dentro de la fantástica  espuma que irradia 'La meva', programa que emite TV-3 cada semana para glorificarse a sí misma, cabe resaltar como un acierto, un golpe de justicia merecida, el viaje de Roger de Gràcia a Israel  para visitar a Albert Elfa. ¡Ahh! Albert puede ser considerado hoy como el ejemplo, y la síntesis, de los corresponsales de la Televisió de Catalunya. A lo largo de los años le hemos visto relatar lo que pasa en el mundo, desde Washington hasta Moscú, desde Londres hasta El Cairo. Ahora ha cumplido cuatro años en Israel. Desde su cuartel general en Jerusalén, Albert es la información, la crónica, la mirada de los informativos de Televisió de Catalunya sobre el conflicto palestino-israelí. Roger le ha acompañado por ese complicado laberinto. Uno de los lugares más surrealistas, cruentos y dolorosos ha sido cuando Albert le ha llevado a Hebrón, ciudad dividida, ciudad resumen del odio y de la fobia. Los judíos avanzando constantemente en la colonización de la ciudad, y los palestinos resistiendo en la parte vieja. Una ciudad que son dos mundos antagónicos, separados por patrullas militares, como en aquel Berlín de los años del telón de acero. «Procuro no tomar partido nunca. Miro e intento relatar lo que veo desde la objetividad. Pero a veces la fuerza de la razón se manifiesta y resalta la evidencia: aquí lo que hay son unos ocupantes y unos ocupados», le confesaba Albert Roger.

También ha estado el visitante en casa del corresponsal. El reducto personal, íntimo en donde vive Albert Elfa cuando no está desplazado cubriendo la actualidad, su escueta vivienda en Jerusalén con su esposa Anna García -también periodista, corresponsal del diario Ara y de Catalunya Ràdio- y Alex, uno de sus hijos. ¡Ah! Una vida familiar complicada la del corresponsal, pero en este caso les hemos visto a los tres muy unidos, felices dentro de la relatividad que adquiere esta palabra cuando su labor es la de ser testigo de tantas tropelías. Viendo esos instantes de la intimidad del corresponsal Albert Elfa, he pensado inmediatamente en nuestro compañero Marc Marginedas. Anteayer, el viernes, se cumplió un mes de su secuestro en Siria. Marc es uno de los últimos mohicanos de nuestro oficio: corresponsal de guerra en estado puro, los ojos de EL PERIÓDICO en infinidad de conflictos. Cuando salga de su encierro -esperamos que su liberación sea inminente- en casa de Albert también habrá una alegría.