La política de vivienda social

El ruinoso negocio de Trias

Barcelona no necesita desprenderse de sus aparcamientos más rentables para construir nuevos pisos

El ruinoso negocio de Trias_MEDIA_1

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JOAQUIM COLL

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Hace unas semanas el alcalde de Barcelona hizo lo que, en palabras suyas, es el anuncio «más importante» de su mandato: la incorporación de 1.000 viviendas al parque público de alquiler asequible, el 90% de las cuales será de nueva construcción. Su coste se cifra en 100 millones de euros y se obtendrá de la privatización por un periodo de 25 años de un lote de 15 aparcamientos municipales, extraordinariamente rentables, situados en el centro de la ciudad. Se pretende la creación de una sociedad mixta, valorada en 241 millones, cuyo control recaerá en manos privadas. Progresivamente, se le irán añadiendo otros 11 parkings, actualmente en régimen de concesión, de manera que esa sociedad acabará por explotar 26 aparcamientos de titularidad pública, todos ubicados en el perímetro central de la ciudad.

Esta iniciativa se ha vendido como una brillante operación para obtener de golpe la financiación necesaria para impulsar la construcción de vivienda pública. Sin embargo, la idea está muy lejos de ser tan benefactora comoXavier Triaspretende. Para empezar, no se han explicado con claridad los números ni resuelto los interrogantes más obvios. Si estudiamos la propuesta con atención, salta a la vista que estamos frente a una operación privatizadora edulcorada con el buenismo de unas políticas sociales de vivienda que, como veremos, son erróneas ya en su planteamiento.

De los cuantiosos beneficios que generarán la explotación de esos aparcamientos, las arcas municipales solo recibirán una parte pequeña: 144,5 millones, el 70% al contado y el resto en cómodos plazos con intereses. Hay que tener en cuenta que los ingresos anuales del primer lote de 15 parkings ascendió el año pasado, en un contexto recesivo, a 11,1 millones. Durante los próximos 25 años, pues, sin tener en cuenta la inflación, ni la probable mejora de la economía, ni las más que seguras subidas de tarifas, se recaudarán 277 millones. Por otra parte, el beneficio neto de explotación de los 11 aparcamientos restantes, la mayoría de los cuales se incorporarán a la dicha sociedad antes del 2019, alcanza, como mínimo, un millón anual, pues están situados en el triángulo de oro del Eixample. Hagan ustedes mismos los números aproximados y verán el magnífico regalo queTriasse dispone a hacer al futuro adjudicatario, al socio privado que se haga con el control del 60% de la futura sociedad.

Para la ciudad se trata de un negocio ruinoso. A cambio de un caramelo inicial de 100 millones, cifra irrisoria para tamaña operación, se van a detraer de las arcas municipales ingresos fundamentales para mantener la buena salud financiera del ayuntamiento. Al segregar los parkings más rentables de la sociedad municipal B:SM, que hoy gestiona un total de 51, se pone probablemente en riesgo su viabilidad. Ninguna respuesta clara ha aportado el equipo de gobierno a las preguntas del comité de empresa. En cualquier caso, la política de inversiones se podrá en entredicho, pues la caída directa de ingresos va a repercutir negativamente en el músculo inversor de la empresa municipal. En definitiva, se van a transferir beneficios de B:SM a otra sociedad controlada por intereses privados. Y todo esto utilizando la coartada de las políticas sociales.

¿Existe alguna razón excepcional que justifique esta operación?Triassolo argumenta la ventaja de obtener esos millones de golpe para la construcción de vivienda pública. Sin embargo, ambos argumentos son rebatibles. Primero, y muy importante, las finanzas municipales están saneadas. El ayuntamiento no tiene ninguna necesidad de empeñar sus activos para obtener ese dinero. No es sensato, pues, desprenderse de la explotación de esos parkings de oro en un contexto económico tan desfavorable.

Y, segundo, el argumento de fondo de construir más pisos está completamente desfasado. La ciudad dispone de un parque público de 10.000 viviendas para atender necesidades sociales. Ampliarlo está muy bien, pero construir es caro y requiere de un mínimo de dos años. Si alguna cosa sobran hoy son viviendas que nadie compra ni alquila. La propuesta, pues, ni sirve para hacer frente al drama de los desahucios, ni articula una política de fomento del alquiler social que evite la creación de guetos. En el corto plazo, los únicos beneficiados van a ser los constructores.

Lamentablemente, el anuncio más importante del mandato del alcalde es la privatización de una parte de B:SM con un erróneo argumento. Tanto el PSC como ICV se oponen frontalmente a dicha operación, mientras ERC tampoco lo ve claro. En realidad, la viabilidad de este proyecto está ahora mismo en mano del PP, auténtico socio a la sombra deXavier Trias,quien un día quiso convencernos de que tenía un talante socialdemócrata. Hace ya dos años que vemos que no es así.