EL ANFITEATRO

Rossini ha vuelto a Sarrià

'Il signor Bruschino' ha cerrado la tercera temporada de Òpera de Cambra de Barcelona

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Rosa Massagué

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Gioachino Rossini compuso en su juventud varias óperas breves en un acto que hoy son un instrumento ideal para jóvenes cantantes y compañías de dimensiones reducidas. La temporada que organiza Amics de l'Òpera de Sarrià en el coqueto Teatre de Sarrià ya recurrió en el pasado a 'La cambiale di matrimonio' de aquel compositor. Para cerrar esta temporada, la tercera, ha presentado 'Il signor Bruschino', definida por Rossini como 'farsa jocosa'. Lo ha hecho con buenas voces, bien acompañadas orquestalmente y con una puesta en escena bien planteada solo que en la obertura ya había quemado todos los cartuchos.

'Il signor Bruschino' es una comedia de enredo situada en Francia, en el siglo XVIII, entre la ascendente burguesía comercial. Florville, hijo de un enemigo del rico comerciante Gaudenzio está enamorado de su hija Sofia, pero sabe que aquel la ha destinado al hijo de Bruschino que resulta ser un crápula. Florville hace todo lo posible e imposible para desbaratar la boda y poder casarse él con Sofia, lo que consigue después de varios embrollos.

El planteamiento escénico que firma Eugenia Corbacho tiene mucha gracia. Traslada la acción al tiempo actual entre empresarios de la industria textil. Gaudenzio y el padre de Florville han sido socios pero han acabado siendo terribles enemigos. Bruschino por su parte es una especie de Karl Lagerfeld. El problema de esta idea, más allá de la escasez de medios escenográficos, es que intenta explicar el trasfondo de la historia que desarrolla la ópera llenando la obertura de imágenes de video, obra de Vicent Ortega, que recogen las noticias del culebrón empresarial, ya sea de una supuesta prensa seria como de la rosa y al amarilla. Tanta información resulta excesiva y desequilibrada para un desarrollo posterior escaso. La presencia en la sala de un cantante antes de empezar la representación quejándose del retraso al estilo de La Cubana es un recurso gracioso, pero demasiado fácil. 

Vocalmente, este 'Bruschino' fue de muy buen nivel y en parte es de agradecer a Raúl Giménez como preparador vocal del proyecto. El barítono Jorge Tello, habitual de estas temporadas, interpretaba al personaje que da nombre a la ópera. El carácter bufo de Bruschino se acomoda bien a su voz y a su capacidad interpretativa en el terreno de la comicidad. El bajo Roberto Maietta como Gaudenzio resultó el más competente del elenco demostrando que tiene un buen futuro por delante, lo mismo que la soprano Irene Mas (Sofia). El tenor César Cortés (Florville) que acaba de ganar el primer premio del concurso de canto Josep Palet justificó aquel galardón mostrando su bella voz y su canto elegante. 

Completaban el reparto Guillem Batllori (Filiberto), Josep Ramon Cleves (Bruschino hijo) y Juan Carlos Blanco (policía). Mención aparte merece la soprano Mercedes Gancedo no tanto por lo que cantó (el papel de la criada Marianna) sino por lo que esta soprano puede cantar. Es decir, demasiado poco papel para tan buena voz como hubo ocasión de comprobar en la anterior temporada de Sarrià (en 'La cambiale di matrimonio'), en uno de los conciertos del LIFE Victoria y en el Liceu (Condesa de Ceprano, de 'Rigoletto').

Assunto Nese dirigía la Orquestra Barcelona Concertante, nacida de la Academia Barcelona Concertante, especializada en música barroca. Formada en esta ocasión por 20 músicos como indicaba la partitura de Rossini, con la particularidad de que el 21, la pianista Viviana Salisi, acompañaba los recitativos con el bajo continuo desde el escenario, integrada en la acción que allí se desarrollaba.

Ópera vista el 21 de mayo.