Rosell confidencial

IOSU DE LA TORRE

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Sandro Rosell pasará a la historia del FC Barcelona como el presidente que prefirió dimitir antes de contar la verdad del fichaje de Neymar. El que tanto luchó por alcanzar el sueño por el que mataría más de un culé, optó por la salida en falso y renunció a su proyecto. La mañana siguiente de la huida, Rosell debía estar noqueado. Las portadas de todos los diarios certificaban el sorprendente anuncio, la foto del abrazo a su sucesor con letras gruesas: se rinde, no aguanta, dimite, tira la toalla, huye, fulminado…

Expresiones duras para un hombre orgulloso, digno hijo de Àger, pueblo de La Noguera de aire siciliano, conocido destino de 'caçadors de bolets' y aficionados del parapente. Un terruño de un 'país petit', donde brotan las raíces de esa familia a la que su vástago defiende por encima de todo. Incluso por encima del palco del Camp Nou. Àger, donde el sentido del clan se acentúa al extremo. Donde, según él mismo explicó una vez, quien la hace la paga.

Estos cuatro días de enero, del lunes 20 al jueves 24, concentran una caída al vacío imprevista hasta por el protagonista. El lunes, el presidente se ofreció a declarar ante un juez de la Audiencia Nacional, en Madrid, territorio enemigo, y justificó su silencio en torno al 'caso Neymar' por la confidencialidad suscrita. El martes activó su agenda, nadie iba a pararle. El miércoles, sin embargo, cambió de ánimo: el reto de afrontar el interrogatorio del juez derivó en la petición de trasladar el caso a un juzgado de Barcelona, en casa; por la noche ya había decidido que abandonaba, mientras el equipo resolvía la Copa ante el Levante. El jueves se entregó reivindicando a su familia.

¿Qué había sucedido entre la cena relajada del martes y el paseíllo con teléfono móvil de escudo para esquivar a los periodistas que le aguardaban en el aeropuerto de Valencia? La mayoría de los contratos firmados con la factoría Neymar no tenían cláusula de confidencialidad, según desveló este diario en la edición del miércoles. Además, donde figuraba la cláusula había sido fijada por el Barça no por los padres del futbolista. El presidente quedó desnudo. El cimiento de la negativa a rendir cuentas ante el socio se resquebrajaba. Cazado en la mentira. Al socio, como musitó para siempre Josep Lluís Nuñez, 'no se’l pot enganyar'.

La fuga aún suena increíble en círculos próximos a Rosell. No entienden cómo un personaje tan echado palante, tan soberbio, se rinde al primer revés. ¿Le abandonó el coraje con el que conquistó el histórico 61% electoral? ¿Olvidó que correr es de cobardes? ¿No hubiera sido mejor aguantar para defenderse ante el juez? No se lo explican. Los hagiografos del Grupo Godó, tampoco, pero disimulan culpando a Florentino Pérez. El presidente del Madrid, como los del Manchester City, el Paris SG, el Bayern Múnich, conocía también qué costaba Neymar. Mucho más que los 86 millones reconocidos por Bartomeu. A todos les habían mostrado qué quería cobrar el número uno, después de Messi. Era un secreto a voces entre los clubs más poderosos y los temibles fondos de inversión que hay detrás del hólding Neymar. ¿Por qué no dijo Rosell la verdad? La dentellada de un tiburón que arriesga millones en un crack es más peligrosa que la del presidente que guarda bajo llave el verdadero contrato de Garet Bale. Tras escuchar cómo el sucesor en el trono desmenuzaba el contrato de Neymar ante la prensa, la abdicación del rey Sandro sigue sin respuestas verdaderas.