ANÁLISIS

'Brexit': La isla y el continente

Es de agradecer que May haya despejado la incertidumbre, pero debe explicar a los británicos que el abandono de la UE no será gratis ni 'low cost'

May pronuncia su esperado discurso sobre el 'brexit', este martes.

May pronuncia su esperado discurso sobre el 'brexit', este martes. / periodico

ROSA MASSAGUÉ

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Ahora ya sabemos lo que significa la frase de Theresa May ‘'brexit' es 'brexit’'. Un adiós total. Un corte neto. Un retorno a los tiempos de aquel célebre titular que anunciaba: “Niebla en el Canal, el Continente aislado”. La insularidad elevada a máxima categoría política en un tiempo en que todo está interrelacionado. Ni mercado único, ni justicia europea, ni nada que se le parezca. Por el contrario y a partir de ahora, un trato de tú a tú entre ellos y nosotros.

En los largos seis meses transcurridos desde aquel 23 de junio en que los partidarios de salir de la UE ganaron el referéndum muchas cosas han cambiado. Toda la campaña se había hecho alrededor de la inmigración, que es realidad sobre lo que se votó. Al final, lo que se daba como condiciones irrenunciables en la futura negociación sobre la salida eran dos, la permanencia en el mercado único y el control de las fronteras. Es decir, un pie dentro y otro fuera, ignorando que este estar entre dos aguas en cuestiones que forman parte de la espina dorsal de la UE como son las cuatro libertades (libre circulación de mercancías, personas, servicios y capitales) es algo que no puede ser pese a la insistencia en sentido contrario de todo un ministro de Exteriores, el estentóreo Boris Johnson, a quien el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, se vio obligado a darle un zasca.

'EFECTO TRUMP'

Este cambio radical tiene una explicación al otro lado del Atlántico. Cuando aún era impensable que un tal Donald Trump pudiera llegar a la Casa Blanca, Washington había dicho con claridad meridiana que el Reino Unido debería ponerse a la cola si quería negociar un tratado comercial con EEUU una vez se produjera el ‘brexit’. La perspectiva de que esto fuera así era muy negativa para Londres. De tener una histórica relación privilegiada por obvios motivos el Reino Unido podía pasar a ser una especie de paria pidiendo limosna en forma de acuerdos comerciales a EEUU. Pero como lo imposible se hizo posible, esto ha cambiado radicalmente. Trumpdecidido a dinamitar el proyecto europeo, está dispuesto a ofrecer todo tipo de facilidades al Reino Unido y May confía en esta inesperada ventana de oportunidad que se le ha abierto en Washington. 

Es de agradecer que la primera ministra haya despejado la incertidumbre que reinaba en torno a la salida del Reino Unido de la UE, pero falta un dato fundamental. ¿Cuánto costará el abandono? Seguramente es prematuro ponerle una cifra porque la complejidad es enorme y más todavía cuando no hay precedente de algo parecido. Pero May no puede dar a entender que no tendrá un coste económico cuando este será muy pesado para el Reino Unido (y también para Europa). Debe explicar a los británicos que no será gratis ni ‘low cost’. Este martes la primera ministra ha insistido en lo que se ahorrará el país al no tener que contribuir al presupuesto de la UE obviando que las cuotas vuelven al Reino Unido en forma de servicios y otras prestaciones y que ahora deberá ser Londres el que directamente pague por ello porque, como decía May, 'brexit' es 'brexit'.