La clave

"Rodrigo, sé fuerte"

BERNAT GASULLA

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Es odioso comenzar un artículo con una sentencia de este tipo, pero es poco menos que inevitable: En otros países dimiten por cosas así. ¿Qué cosas? Pues, por ejemplo, que Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior, mantenga una entrevista en sede oficial con Rodrigo Rato, exvicepresidente del Gobierno, exdirector general del FMI y expresidente de Bankia imputado por varios supuestos delitos económicos y con nuevas acusaciones en plena fase de instrucción.

El Ministerio del Interior tuvo ayer que salir al paso de la avalancha de críticas por el encuentro, en el que ya se está viendo involucrado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,y por el que también piden explicaciones responsables del PP, como la valenciana Isabel Bonig. En un comunicado, el departamento de Fernández Díaz reitera que la entrevista fue por «motivos personales», que se produjo tras una petición de Rato y que no se trataron asuntos procesales. En este momento solo Fernández Rato conocen el contenido de la conversación, que duró una hora. Pero, si fue una cita de carácter personal, ¿por qué tuvo lugar en el ministerio? ¿Por transparencia, como alega el comunicado?

Ciudadano o ministro

El ciudadano Fernández, como cualquier otro hijo de vecino, puede verse con quien y donde quiera. El ministro Fernández, me temo que no. Y si opta por un encuentro de este tipo en los despachos oficiales, debería haber existido una comunicación previa y posterior del contenido de la entrevista. En caso contrario, el ciudadano, ya con muchos callos, puede sospechar con fundamento que la cita fue una versión presencial de aquel «Luis, sé fuerte» con que Rajoy pretendió animar/calmar a Bárcenas. Un dato: dos días después de que trascendiera la entrevista, se ha sabido que Hacienda investiga si Rato cobró comisiones de proveedores de Bankia.

Esta investigación ha sido encomendada a la Unidad Central Operativa, grupo de la Guardia Civil que en la práctica va a obedecer las consignas del juez, pero que jerárquicamente depende del ministro. Son demasiadas coincidencias como para sostener que todo fue una simple cita entre conocidos.