Dos miradas

Robustecer

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Cualquier observador ajeno al tema o cualquier mirada que no se empañe por un prejuicio o por una posición tomada con anterioridad a los hechos puede afirmar que la anunciada querella contra Mas, Ortega Rigau no hace sino atizar un fuego que había llegado al límite de su capacidad calorífica y que ahora se había convertido (al menos por unos días) en brasas que estaban en un rincón a la espera de un resurgimiento, es decir, de un error tan colosal como este de la propuesta de imputación penal del president.

Desde las filas de los que defienden una sola soberanía, la española, la querella era necesaria e imprescindible para marcar paquete y para contentar a todos aquellos que apuestan por una política implacable. Pero ¿será útil para sus intereses? Lo dudo. Empeñados en contemplar judicialmente los detalles sin fijarse en el conjunto, representado por una jornada modélica de convivencia, no harán sino reforzar, como dice Emma, el relato épico que protagoniza Mas. Y, además, enardecer a los ciudadanos que no pueden entender cómo se puede criminalizar un deseo tan extendido. El 9-N permitía un escenario de altos vuelos en el que un reconocimiento explícito de la cuestión catalana abría las puertas a un diálogo de estadistas. Con la querella, el diálogo se difumina. Con la querella, pensada para la visualización de la robustez de la metrópoli, no se hace sino robustecer la disidencia de la colonia. Y utilizo nomenclatura de general, que conste.