tú y yo somos tres

Risto, Nacho y el arte de los micos

FERRAN MONEGAL

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El sofá Chester de <b>Risto Mejide</b> (cadena Cuatro) llevaba meses en en casa del tapicero. Le estaban haciendo un recauchutado en la gomaespuma de los almohadones y los cojines. Risto, al comenzar, definió así estos trabajos de decoración de interiores: "Hay productos que es necesario envasar para que lleguen al público con sus características íntegras. Aquí les presento el nuevo envase del Chester: transparente y cien por cien reciclable". ¡Ah! Esta nomenclatura (producto, envase, reciclado) refuerza el concepto de imperio dedicado al consumo en cadena, tipo congelados La Sirena. Precisamente en este debut Risto sacó del congelador tres entrevistas: Nacho Vidal, Cristina Cifuentes y Miguel Poveda.

Hombre, volcar las tres en una misma jornada es excesivo. Pero intentaron, eso sí, que las conversaciones con cada entrevistado fuesen más fluidas. Erróneamente convencidos de que la palabra, en televisión, por sí sola, ya no es atractiva, han colocado frente al Chester una gran pantalla de cine en la que meten escenas y cositas para entretener a la audiencia y evitar que se aburra.

Al gran falócrata Nacho Vidal, por ejemplo, Risto le puso de pronto una secuencia de monitos bonobo fornicando como descosidos. Le decía: "No paran, Nacho, se pasan así todo el día. Además, también practican sexo oral. ¿Tú te has sentido primate alguna vez en la vida?". O sea que, con estas incrustaciones fílmicas, busca provocar al invitado para que nos proporcione golpes de arrebato y de show. ¡Ah! Cuando Risto entreviste próximamente a sor Lucía Caram, si le pone escenas de la película El virgo de la Vicenteta, yo se lo reprocharía.

Con Cristina Cifuntes, ha estado en cambio la mar de fino. A petición de la propia presidenta de la Comunidad de Madrid le puso aquellas imágenes de amor, y a la vez de renuncia y sacrificio, entre Barbra Streisand y Nick Nolte en El principe de las mareas. Vimos entonces que a la señora Cifuentes se le escapaba una lagrimita. Fue un golpe que la humanizó muchísimo. Habrá gustado a los que suspiran para que arrebate a Rajoy el liderazgo del partido.

Todo este recauchutado de la nueva temporada de Risto es para dar sentido al nuevo título: Chester in love. ¡Ah! Buscar amor de verdad en un plató de TV es una contradicción en sí misma. Pero comprendo a Risto. Quiere zafarse del destino que Mediaset le ha preparado: hacer en Cuatro algo un poco más atrevido que lo que hace Bertín en Tele 5.