Pequeño observatorio

Rigor y vida, los versos de Carme Guasch

La autora tuvo suficiente identidad y aptitud literaria como para construirse su propia obra lírica

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Yo diría que son bastantes los catalanes que tienen tendencia escribir versos. Este «bastantes» debe entenderse, claro, de manera relativa. Siempre serán una minoría de ciudadanos. Mi padre había hecho algunos, sin ninguna pretensión, a veces para poner un ritmo y una rima a algún sentimiento. Quizá algún historiador podría explicar por qué estímulo algunos de nuestros antepasados sentían el impulso de expresar sus pensamientos o sus sentimientos utilizando la versificación.

Quizá una generación experimentó la influencia de Verdaguer, tan popular en una época concreta. Pero es un hecho que la poesía ocupó un lugar fundamental en la Renaixença. He pensado esto abriendo el libro -y leyéndolo- Poesia completa, de Carme Guasch. No era una aficionada -como sí lo fueron tantos poetas y poetisas cuando ya había arrancado el siglo XX-, sino una chica, y luego una mujer, madre de familia, con suficiente identidad personal y aptitud literaria para construirse su propia obra lírica. He tenido la oportunidad de leerla ahora y he pensado que no fue por casualidad ni por ninguna razón extraliteraria que publicara varios libros, también en prosa, y ganara el premio Víctor Català con un libro de narrativa, Situacions insulars.

Escogiendo la severa norma de los sonetos, en este libro aparece una escritora con una cualidad que siempre he admirado: el ritmo narrativo. En prosa o en verso, a menudo la literatura es más expansiva, más desbordante de lo necesario -si es que no se es un genio-, mientras que el rigor exigido por el ritmo y por la rima estructura la creación. El soneto es un desafío que obliga a construir lo que se quiere decir, y en este sentido el libro de Carme Guasch es una pieza perfectamente acabada. Hablar de la vida -de la diversidad de temas de la vida- con la contención obligada de un soneto obliga a dominar ideas y palabras. «Viuré de tu, més sense tu / com una casa sense porta / com un país sense ningú».

Excelente.