Ricard Gomà, primera 'víctima política' de 'Ciutat morta'

Concentración de protesta en la plaça de Sant Jaume, tras la emisión de 'Ciutat morta'.

Concentración de protesta en la plaça de Sant Jaume, tras la emisión de 'Ciutat morta'.

SAÜL GORDILLO

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No deja de ser paradójico que la primera 'víctima política' de la emisión de 'Ciutat morta' sea el portavoz de ICV-EUiA en el Ayuntamiento de Barcelona, Ricard Gomà. Tras 12 años como concejal, ha anunciado su retirada de la política municipal 48 horas después del tsunami de 'Ciutat morta' en las pantallas, la del C33 y la de nuestros ordenadores y móviles. Gomà, autor intelectual del modelo social durante los últimos gobiernos tripartitos de Barcelona, vuelve a las aulas. Tres mandatos --dos de gobierno y uno en la oposición-- y se va justo el día que ICV-EUiA, Guanyem, Podem y Procés Constituent pactan ir juntos a las elecciones municipales de mayo. La emisión de 'Ciutat morta' se ha convertido en el pistoletazo de salida de la precampaña local. Gomà anuncia que se retira horas después que se supiera que Jaume Bosch, histórico diputado de ICV-EUiA en el Parlament, haya confesado que no irá en las listas de las elecciones de septiembre. Dos pesos pesados de la ICV más soberanista dan paso ante unas municipales y autonómicas de marcado carácter 'plebiscitario'.

Gomà podría haber intentado sobrevivir ante el meneo de Ada Colau y Podem en la izquierda rupturista de Barcelona. Habría podido aguantar días o semanas para escenificar su adiós, pero el impacto del documental ha provocado las primeras reacciones en ICV. En el Passatge del Rellotge --antiguamente calle Ciutat, qué casualidad-- las mentes pensantes del ecosocialismo mueven fichas con una lógica 'psuquera'. Suma de siglas y sensibilidades para optar a la victoria. Con la calculadora, 2 o 3 concejales diluidos en un grupo municipal. Con la generosidad, o ambición, un grupo municipal amplio capaz de zarandear estructuras, y una operación de refundación de siglas y marca envidiable.

Cuando Xavier Trias llegó a la alcaldía quedó relativamente claro que no haría ninguna revolución en el consistorio. Fue poco a poco renovando la estructura. El pragmatismo del personaje y la falta de una mayoría de gobierno en el consistorio requería prudencia. El primer gran cambio interno, no obstante, se produjo en la gerencia de Prevención, Seguridad y Mobilidad, con la llegada de Joan Delort --jefe político de los Mossos en época del tripartito--, y el relevo del jefe de la Guardia Urbana, Xavier Vilaró, intendente mayor. Trias, el candidato, prometió en campaña hace 4 años que retiraría a Vilaró del mando de la Guardia Urbana --no disponía de su confianza, había confesado el aspirante nacionalista-- y cumplió su palabra con cierta celeridad, poniendo en su lugar al actual jefe del cuerpo Evelio Vázquez.

El gobierno municipal ha tenido una reacción relativamente tibia. El domingo Trias tiró pelotas fuera --no había visto el documental cuando salió en RAC1-- y reiteró su apoyo a la Guardia Urbana. Tuvo que salir el lunes su mano derecha y primer teniente de alcalde, Joaquim Forn, a dar la cara tras 'Ciutat morta' y anunciar que el Ayuntamiento revisaria todo el caso internamente. El convergente Forn es hoy a Trias tanto, o más, que la socialista Assumpta Escarp Joan Clos en su momento. De hecho, el nombre de la actual secretaria de Organización del PSC catalán no ha figurado durante las últimas horas en ninguna información a pesar de ser ella jefa de gabinete con el alcalde Clos y, ya con Jordi Hereu, concejal de Seguridad. O sea, entre el 'descubrimiento' de Víctor Gibanel y el entonces alcalde socialista que respondía las preguntas del caso a Mònica Terribas estava entonces Escarp. Recuerdan que Víctor Gibanel era el jefe de información de la Urbana durante los sucesos del 4-F, el señor que hizo censurar la emisión del documental y, hoy en día, en la policía local de Gavà, ciudad que tuvo de alcalde al socialista Joaquim Balsera, exjefe de gabinete del alcalde Clos.

Jaume Collboni, aspirante socialista renovador a la alcaldía, le ha tocado bailar con la más fea. A Trias quizá los movimientos no le salgan mal en este asunto que salpica más al pasado que al presente. Y Colau se frota las manos...