ROSTRO DEL SOBERANISMO CIVIL

La revuelta tranquila

Amiga querida, maestra y referente. Muriel ha sido todo esto y más para mí después de tantos años compartiendo grandes momentos e ilusiones

Muriel Casals y Carme Forcadell, en una rueda de prensa de Omnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana, en agosto del 2014.

Muriel Casals y Carme Forcadell, en una rueda de prensa de Omnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana, en agosto del 2014. / periodico

CARME FORCADELL

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El equilibrio preciso entre tranquilidad y firmeza, entre serenidad y convencimiento, entre cordura y confianza. Este es el gran legado que nos deja Muriel: la demostración de que es posible afrontar grandes retos, liderar grandes cambios, y a la vez hacerlo exquisitamente bien, con la pausa necesaria, con una sonrisa y buscando siempre el máximo de acuerdos y consensos.

Todos estos valores conforman y ejemplifican la dimensión humana y de país de Muriel.

Su manera de ser y de hacer ha impregnado un proceso político difícil, lo ha suavizado y le ha limado las aristas y asperezas, buscando puntos de unión y estableciendo puentes de diálogo para sumar sensibilidades diversas, consciente de que Catalunya es, afortunadamente, un país plural. Seguro que, sin Muriel, este proceso habría sido diferente. Su actitud ha sido clave en momentos de gran dificultad, en decisiones complejas que requerían coser diferencias que, en un principio, habrían podido parecer insalvables.

Recuerdo cuando, para explicar el salto adelante de Òmnium Cultural y su implicación para conseguir un estado independiente, Muriel se refería al lema 'Lengua, cultura y país' y explicaba que, sin país, no habría lengua ni cultura para defender. Durante su presidencia, Òmnium se convirtió, junto con la Assemblea, en un referente de la sociedad civil. La manifestación del 10 de julio del 2010 contra la sentencia del Tribunal Constitucional que recortaba el Estatut se convirtió en un importante preludio y el arranque de una serie de años apasionantes con las consultas populares sobre la independencia, primero, y las multitudinarias movilizaciones de las jornadas desde el 2012 al 2015, pasando por la histórica consulta del 9 de noviembre de 2014, después.

El paso definitivo de Òmnium -con Muriel al frente- hacia la implicación política y el independentismo refleja el cambio que ha experimentado buena parte de la sociedad catalana. Sin roturas, sin dramatismos, con mucho convencimiento e ilusión por el futuro que se vislumbra.

Estoy convencida de que esta tranquilidad y serenidad con que Muriel afrontaba los retos que hemos vivido los últimos años hasido clave en el paso de mucha gente hacia el independentismo.

Y ahora nos toca seguir caminando, a pesar de que el camino será más complicado, más empinado. Continuaremos caminando aunque echemos de menos su guía, prudente, sencilla, amable. Lo recorreremos porque, a buen seguro, Muriel no permitiría, no permitirías que nos detuviéramos ni un solo instante. Esta es nuestra gran responsabilidad: hacer camino siguiendo tu ejemplo.

Amiga querida, maestra y referente. Muriel ha sido todo esto y más para mí después de tantos años compartiendo grandes momentos e ilusiones. Y precisamente por eso, el mejor homenaje es seguir luchando, avanzando e intentando hacer realidad un país nuevo más justo, más próspero, más democrático. Y que lo hacemos siguiendo tu maestría.

Muriel, no tengas ninguna duda: continuaremos la revuelta tranquila, la revuelta de las sonrisas, la de tu sonrisa.