La revolución empieza ahora

Xavier Trias acompañado de Artur Mas durante la noche electoral de este domingo.

Xavier Trias acompañado de Artur Mas durante la noche electoral de este domingo. / periodico

JOAN GUIRADO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las elecciones municipales han dejado claro a todos los que pensaban que la operación de renovación y regeneración se podía salvar con un simple maquillaje, que disimulara las imperfecciones del sistema, que esto no va así. Ni siquiera el cambio de casa o aparcar los atriles pasando a coger el micro al descubierto y hablando como quien se dirige a los invitados de su boda sirve. Ha llegado un punto en el que la ciudadanía está mejor informada. Y la ciudadanía exige más.

La fragmentación política que ocupará la mayoría de ayuntamientos, la máxima expresión de la democracia, que puede resultar muy útil si se sabe manejar, o muy nefasta en caso contrario,, debe ir acompañada de una nueva ley electoral que permita elegir los concejales por unidad, no como pack cerrado que depende únicamente de las listas validadas por las diferentes direcciones de los partidos. Ha llegado el momento de que los concejales puedan decidir por sí mismos si lo que su partido propone es bueno o no para los vecinos de su barrio. Porque, en definitiva, cada día cuando salgan de casa, será a ellos a quien exijan explicaciones.

Este cambio en la forma de hacer política en el ámbito municipal se ha hecho evidente a la perfección en estas pasadas elecciones. CDC, el partido que más listas ha presentado en toda Catalunya, ha visto, o debería ver, cómo la intervenciónn de Córcega --donde radica la sede nacional-- en la configuración de las diferentes listas en todos los municipios ha perjudicado gravemente los intereses de su formación. Tarragona es el ejemplo más claro, donde la dirección de CDC decidió presentar a Victoria Hornos en favor de nuevo candidato y una lista independiente, que les ha hecho perder cuatro de los siete concejales que tenían en el consistorio tarraconense. Lo mismo ha ocurrido en Sant Adrià de Besòs, donde la federación nacionalista podía haber cosechado algún voto más con Mireia Hernández, que dobló resultados hace cuatro años respecto a los votos conseguidos en 2008. La dirección, finalmente, optó por presentar al número dos de la lista que, a pesar de haber perdido un concejal, mantiene por pocos votos la representación en el consistorio.

Entre la militancia, y también algunos alcaldes y concejales, el rumbo escogido por la dirección de Convergència no acaba de gustar. Lo dicen en privado desde hace mucho tiempo, pero cada vez disimulan menos. La campaña de estas elecciones, como ya ocurrió en la de las europeas y en las últimas en el Parlament, dirigidas por Lluís Corominas, dista mucho de aquellas grandes campañas de David Madí y que conseguían unos resultados muy diferentes a los actuales. En esta ocasión, incluso la excusa de que Josep Antoni Duran Lleida ha influido en los malos resultados no es viable, ya que el presidente del Comité de Govern de UDC no ha participado en prácticamente ningún acto público.

Ha llegado el momento de que Convergència tome decisiones de importancia, más allá de cambiar de ubicación la sede del partido. Algunas que quizás ya deberían haber sido tomadas hace tiempo para evitar que el descalabro sea más pronunciado. Porque, no nos engañemos, a diferencia de la anterior travesía del desierto, muchos de los altos cargos de la administración que gobierna CDC, en caso de tener que cesar de sus funciones volverán a la empresa privada y dejarán de lado la tarea que se tendrá que hacer en el partido. Esto puede ser un problema igual o más grave, el de perder un baluarte tan importante como Barcelona. La soledad en la que vive el presidente Artur Mas en los últimos meses, uno de los pocos que permite hacer flotar el barco convergente por su determinación y contundencia, a pesar de ser consciente de que tras el 24-M --y sin saber qué pasará con los pactos-- el proceso que lidera ha quedado muy tocado, puede extenderse a la marca. Evitar que esto sea así dependerá de la fuerza y la energía que la dirección sea capaz de transmitir a las bases. Por ahora, muy poca.

De las elecciones del pasado domingo también se desprende un dato: aquellas personas que tradicionalmente se abstenían han optado por apoyar a aquellos partidos desacomplejados. Para los que hablan sin rodeos y sin filtros, con los pies en el suelo. En Convergència, entre los valores emergentes de estos hoy hay pocos. Quizás quien más encarna esta filosofía es el Conseller de Territorio y Sostenibilidad Santi Vila que, como Carles Puigdemont (alcalde de Girona), Marc Castells (alcalde de Igualada), Marc Solsona (alcalde de Mollerussa), Anna Erra (alcaldessa de Vic ), David Font (alcalde de Berga), Jordi Munell (alcalde de Ripoll), Miquel Buch (alcalde de Premià de Mar y presidente de la ACM), Montserrat Candini (alcaldesa de Calella), Sergi Miquel (secretario general de la JNC ) o Toni Postius (candidato de Lleida), tienen el reto de empujar el partido. Desde el aval que les da los buenos resultados que han sacado en las últimas elecciones en sus municipios, pero, sobre todo, por su carácter cercano y por su ideología más enfocada hacia la socialdemocracia.

Las próximas semanas, para aquellos que disfrutamos con la actualidad política, serán apasionantes. Ada Colau, quien seguro hará algo bien, deberá formar gobierno con la premisa de no pactar con quien tanto ha criticado, PSC incluido. Esto puede hacer gobernar en minoría y habrá que ver cómo reacciona a las presiones de los grandes lobbys que, desde la transición, han empujado la ciudad de Barcelona.

En Unió, justo al día siguiente de constituir los nuevos ayuntamientos decidirán qué hacer con el apoyo o no a la independencia. De momento, más de un millar de militantes con tanto peso como Núria de GispertJoan RigolTiton Laïlla Toni Castellà, ya han desafiado a la dirección pidiendo que se deje la ambigüedad y se hable claro, con una pregunta concreta y sin matices. Y en este 14-J, tan importante, puede peligrar la continuidad o no de la federación, pudiendo dejar muy tocada la representación de CiU en algunos municipios.

Y en Sabadell, Mataró, Badalona, Sant Adrià o Lleida, la calculadora suma. La unión de algunas de las formaciones de izquierdas que han aumentado de forma considerable a pesar de quedar en la oposición, puede hacer fuera de alcaldías partidos o personas que han dejado una fuerte huella.

Lo más evidente de todo, pasado el 24-M y haciendo un análisis de la situación, es que la regeneración y la renovación no es un tema de edades, sino de ideas y actitudes, de manera de entender las cosas. Ada Colau en Barcelona y Manuela Carmena en Madrid --por cierto, dos mujeres--, son un claro ejemplo. Y, como ellas, tantos nuevos concejales sin corbatas y con alpargatas y concejalas con vaqueros y camiseta que deberán sentarse a negociar con aquellos que siempre los han mirado de reojo. Porque sí, al igual que espero que este artículo no guste a todo el mundo --aunque mucho menos aquellos a quienes desde la doctrina partidista son incapaces de hacer autocrítica-- lo que entiendo por experiencia propia pero no comparto, la vida puede terminar dando muchas vueltas ¡La revolución, empieza ahora!