Análisis

Relación asimétrica

RAJOY OBAMA MARGALLO

RAJOY OBAMA MARGALLO / periodico

PERE VILANOVA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La visita de Obama a España ha tenido relevancia por varios motivos que merecen ser abordados separadamente. Lo más importante de este fugaz viaje a Europa era la cumbre de la OTAN, donde Obama se reunió con los mandatarios de todos los países de la alianza, y el lugar elegido tenía tanta importancia como el contenido de la reunión. Se trataba, más allá de decidir unas maniobras militares muy cerca de la frontera rusa -gesto que Putin intentará no dejar sin respuesta-- , de tranquilizar a todos los países de la OTAN que en su día lo fueron del Pacto de Varsovia.

No hay que olvidar que, a los 25 años de la desaparición de la URSS, la OTAN sigue buscando una razón para existir, al menos tan poderosa como lo fue en su día frente a la amenaza soviética. Pero esto no es fácil, porque el terrorismo islamista es una cosa, la gestión del flujo de refugiados es otra, y la política de firmeza frente a Putin, otra. Es decir, la OTAN necesita una estrategia de geometría variable, más política que militar, o que solo militar.

Pero, ¿y España en todo esto? En todas sus giras por Europa, los presidentes de EEUU procuran aprovechar para visitar a unos y otros, a todos no, porque sencillamente son demasiados. Y no estaría bien visitar siempre únicamente Londres, Berlín y Paris. Esta vez, le ha tocado a España, con un Rajoy en funciones que sigue con sus cosas, y menos mal que el rey Felipe VI, ganándose su sueldo, cumple muy bien con el protocolo y además habla idiomas.

Las relaciones entre España y EEUU (no hace falta remontarse al agravio de 1898), desde el punto de vista transatlántico, siempre han sido especiales y no siempre positivas. A Franco le sacaron de un férreo aislamiento internacional, a principios de los años 50, el Vaticano y EEUU. El primero, mediante un concordato que todavía pesa como una losa en la vida civil española; el segundo, mediante los primeros acuerdos sobre bases militares en España. Pero fuera de la OTAN recién creada.

EN TÉRMINOS BILATERALES

La asimetría en la relación pesó en el referéndum que promovió Felipe González sobre la vinculación con Washington. Con Clinton la relación fue más fluida, y la implicación de la OTAN en Bosnia- Herzegovina se hizo en medio de gran consenso europeo e internacional. Y, no debe olvidarse, 1992 marcó la primera implicación de las Fuerzas Armadas españolas en misiones internacionales de gran despliegue operativo.

Pero desde 1953, con o sin OTAN, España ha tenido que jugar la partida con EEUU en términos estrictamente bilaterales. En este contexto, ni el desembarco de Normandía de 1944 (el famoso día D), ni los sacrificios de los que allí murieron, fueron para liberar España, derrotar a Franco, y culminar la liberación de Europa del fascismo y el nacionalsocialismo. Eso se quedó al otro lado de los Pirineos. Y eso explica una considerable tradición de antiamericanismo no solo en la izquierda, sino en la sociedad española en general.

Afortunadamente, la visita de Obama es del siglo XXI, se produce en un contexto europeo lleno de problemas (algunos muy serios), pero que permite dejar atrás la jugarreta de Irak de 2003. Donde según el exministro de Defensa Federico Trillo no se disparó un solo tiro y España envió solo ayuda humanitaria. Sin embargo, imaginemos que gana Trump. ¿No debería España tener algo parecido a una política exterior proactiva? Sí, eso de lo que no se ha dicho una palabra en las dos campañas electorales padecidas en seis meses. Eso contribuye mucho a que la relación sea muy asimétrica.