Editorial

El Reino Unido, dimensión desconocida

Gane quien gane en las reñidas elecciones del jueves, el país iniciará una etapa con muchas incógnitas

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Solo la inminencia de la cita con las urnas, el próximo jueves, ha animado una campaña electoral británica poco habitual. Parecía despertar más interés fuera del Reino Unido que dentro, particularmente por la cuestión europea y una hipotética salida de la UE. Incluso los líderes han evitado contactos directos con los electores. Lo que explica este retraimiento es el horizonte que se avecina gane quien gane. El Reino Unido camina hacia una dimensión desconocida. Según todos los sondeos, ninguno de los dos grandes partidos logrará la mayoría absoluta -ambos se mueven alrededor del 30% de votos- y uno de ellos deberá pactar con una formación menor. El conservador David Cameron ha gobernado en coalición con los liberaldemócratas, pero ahora el espectro político se ha ampliado con la aparición del xenófobo UKIP, los Verdes y, muy particularmente, el Partido Nacionalista Escocés, que de una presencia marginal en Westminster puede pasar a ser el tercer partido. La fragmentación política es un fenómeno de muchos países, pero en el Reino Unido, con su histórico bipartidismo, abre muchas más incógnitas.

Cameron confía en que la salida de la recesión y el pujante crecimiento económico le den un segundo mandato en Downing Street. Cuenta con el apoyo abierto de dos pesos pesados sociológicamente opuestos como son el selecto semanario The Economist y el diario sensacionalista The Sun, millonario en lectores. Sin embargo, allí, como aquí, la mejoría económica no alcanza al votante de a pie. El abismo entre ricos y pobres siempre ha sido muy grande en el Reino Unido, y con la política de recortes del Gobierno conservador la brecha ha aumentado.

El Partido Laborista, hasta ahora sin rival en la izquierda aunque en muchos aspectos sus políticas no difieren mucho de las de la derecha, tiene hoy enfrente al nacionalismo escocés, con postulados mucho más izquierdistas, y se da por hecho el fin de la histórica hegemonía labour en Escocia. Ed Milliband, un líder con poca empatía, ha debido sacar del baúl algunas ideas del viejo laborismo para combatir al partido de Nicola Sturgeon. Como siempre en el Reino Unido, las elecciones se resolverán en las circunscripciones marginales. Lib-Dem, UKIP y los Verdes lograrán pocos escaños, pero será decisiva su capacidad de robar votos a los dos grandes.