¿Regresión o reflujo?

File picture of Republican Donald Trumpca at a campaign roundtable event in Manchester, New Hampshire

File picture of Republican Donald Trumpca at a campaign roundtable event in Manchester, New Hampshire / CA/MDP/DN

Albert Sáez

Albert Sáez

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Nos guste o no vivimos bajo la hegemonía de los Estados Unidos. Conservadores, liberales, progresistas, independentistas e internacionalistas pasamos la noche en blanco el primer martes después del primer lunes de noviembre de cada cuatro años. Desde la elección de Donald Trump, el pesimismo se ha generalizado e intensificado. Se buscan permanentemente vínculos en la realidad más cercana (Francia, Austria, Italia, …) que justifiquen y expliquen el auge global de eso que provisionalmente llamamos populismo pero que en realidad no es otra cosa que fascismo puro y duro. La entrada en esta etapa fatalista cuenta además con el apoyo de las predicciones cabalísticas: se lanzan similitudes entre 2016 y 1916. Demasiado a menudo la corriente principal no se basa en ningún tipo de realidad empírica. Este sería un caso.

Podría existir un 'framework alternativo'. Pudiera ser que Trump y todo lo que lleva asociado no fuera una regresión sino simplemente un reflujo. Pudiera ser que el mundo no tire un siglo para atrás sino solo unos años para tomar impulso como las mareas. La victoria de Obama se vivió como un cambio de época y posiblemente fue simplemente una aceleración como la de Zapatero en España, Mas en Catalunya y el euro en la Unión Europea. La información, la tecnología y el conocimiento se han acelerado exponencialmente desde el cambio de siglo. Hasta el punto de superar los límites del ser humano a la manera que promueven los transhumanistas. Como ocurre en los trenes de alta velocidad, muchos no hemos sido conscientes de esa aceleración hasta que ha llegado el frenazo de la crisis financiera y, especialmente, la aparente inoperancia de los gobiernos y las instituciones para hacerle frente, desbordados por el ritmo que se había impuesto previamente. Pudiera ser, por lo tanto, que Trump hubiera ganado simplemente amasando el voto de los diversos grupos asustados por la velocidad del mundo de Obama, víctimas de la globalización económica, las nuevas multinacionales y la multiculturalidad. Sería entonces un líder sin proyecto compartido, lo cual puede convertir su presidencia en un horno autodestructivo. Es solo una hipótesis, demasiado optimista en estos tiempos.