Regalos sin ton ni son

El auge de la reventa de regalos navideños no deseados, un fenómeno que en pocos años ha dejado de ser una anécdota, revela tanto el calado de la crisis ­-ahora se busca sacar un partido económico de lo que antes se arrinconaba en el fondo de un armario- como la fuerza de internet como vehículo para las transacciones comerciales. Según algunos estudios, uno de cada cuatro españoles se plantea esta opción para dar salida a obsequios recibidos en las últimas semanas, productos quizá hasta simpáticos, pero que el destinatario ve más como un estorbo que como algo realmente útil. La generalización de los presentes navideños más allá del círculo familiar ha ido pareja a su banalización y ha consolidado un convencionalismo que de alguna forma ha desvirtuado el genuino sentido de esta costumbre, que no es otro que un sincero gesto de afecto por parte de quien obsequia. Una muestra más, en definitiva, de que los tiempos han cambiado y de que el consumismo y unas nuevas formas de relación personal y comercial han convertido casi en una necesidad un entrañable hábito espontáneo.

Consideraciones sociológicas al margen, el volumen que ha adquirido la reventa de los regalos no deseados obliga a las autoridades -en este caso, la Agència Catalana de Consum- a extremar la vigilancia para que no haya fraudes o engaños. Porque la confianza de los ciudadanos en internet como canal seguro para comprar y vender es, más allá del valor de unosgadgets, esencial para que enraice una nueva economía que ayude a salir de esta crisis inacabable.