Pequeño observatorio

¿Reflexión? Con la punta de la espada

JOSEP MARIA ESPINÀS

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A veces me pregunto cómo determinados ciudadanos han podido llegar a ser ministros. Confieso que, cuando ejercían el cargo, mi extrañeza era mucho menos profunda que la que siento después de que han abandonado su función. Quizá porque ya no se ve condicionado por la responsabilidad, que en principio imponía una cierta contención, ahora el exministroJosé Bono ha querido dar su opinión sobre la posible independencia de Catalunya y no ha tenido ningún escrúpulo en hacer una intencionada referencia al nazismo. Quizá hay alguna fatalidad en el hecho de que cuando alguien deja el cargo a menudo se siente libre para decir lo que le pase por la cabeza. Un cargo obliga a mostrar cierta finura de maneras, una discreta prudencia verbal que disimule una opinión desbaratada.

Hay expresidentes y exministros que saben controlarse y a los que no les importa dejar de ser noticia cuando ya no ocupan puestos de poder. Un exministro conviene que sea discreto cuando opine de la política de un nuevo Gobierno, al igual que un concursante quedará mejor si no critica al ganador.Bono no debe ser de ese tipo. Cuando ocupaba un cargo ya se le veía un poco acartonado -si puedo decirlo así-, no muy flexible. Ahora lo habrá desconcertado que un grupo de profesionales y profesores universitarios de toda España hayan firmado un manifiesto a favor del «reconocimiento del derecho a la autodeterminación, por coherencia democrática». Lo valoro en función de mis recuerdos de unas amistosas reuniones con intelectuales españoles demócratas. Estos defensores del derecho a la autodeterminación son una minoría que ha reflexionado. En definitiva, un gesto tan válido como ineficaz. El hecho fundamental es que la mayoría de españoles no han sido especialmente educados para analizar y comprender. En España hay una enorme e histórica debilidad reflexiva. Como escribió el poeta, si no hay otro remedio se llega al objetivo «con la punta de la espada».