DOS MIRADAS

Ojos y almas

Está de moda el lenguaje no verbal, lo que toda la vida ha sido un juego de seducción o la intuición de un desastre

Carles Puigdemont y Artur Mas

Carles Puigdemont y Artur Mas / periodico

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Las miradas están de moda. Es lo que ahora se llama el lenguaje no verbal y que toda la vida ha sido un juego de seducción o la intuición de un desastre. Yo, por ejemplo, cuando era pequeño, estuve a punto de recibir un golpe de 'stick' de hockey –contundente, como no podía ser de otra manera– por culpa de una mirada que el agresor en potencia pensó que era ofensiva. No recuerdo si realmente lo era, pero  él consideró que merecía un castigo.

Las miradas están de moda. A ver, hagamos un catálogo. Las miradas de la fiscal Magaldi mientras fumaba el cigarrillo a la salida del Palacio de Justicia. La mirada del hipotético agresor que, según ella, fue la más agresiva que nunca había visto, incluso superior a la de criminales confesos. La mirada diabólica de Luis Enrique a Luis EnriqueJordi Grau, justo tras el derrumbe de París. Las miradas (y risitas) cómplices entre acusados y testigos del juicio del 9N que fueron jurídicamente relevantes para el fiscal. La de Juan Marsé Maria de la Pau Janer (estos días ha vuelto a circular) cuando la mallorquina recibió el Planeta. Las miradas de Trump a su mujerTrump  (prepotentes) y de Melania al presidente (asustadas).

Uno de los tópicos más tópicos dice que los ojos son el reflejo del alma. Resulta que es verdad. El problema es saber traducir el significado oculto, separar el grano de la paja, adentrarse en los rincones oscuros del sentido. O arriesgarse a recibir un golpe de 'stick', claro.