Pequeño observatorio

Recordando la ironía de Pernau

El progreso humano se ha hecho a menudo combatiendo a especies animales y vegetales

JOSEP MARIA ESPINÀS

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En el último libro que he publicado hago unas consideraciones sobre la relación entre la vida y la muerte. Y ahora me he encontrado con un artículo que publicó en este diario Josep Pernau ya hace años y que me hubiera gustado mucho incorporar al libro.

Pernau tenía una inteligencia despierta y una sustancial bondad. Compatible, naturalmente, con una discreta ironía. He reencontrado a Pernau en un artículo de 1983 en el que comentaba una ceremonia celebrada en Tenerife. Se trataba de tirar flores al mar como protesta contra el vertido de residuos nucleares. Me siento absolutamente identificado con Pernau cuando dice que también protesta, pero en nombre del reino vegetal, que no tiene voz para protestar. «Una flor es el aparato reproductor de una planta, y las especies vegetales no se podrán perpetuar si incluso los grupos ecologistas favorecen su castración». «Arrancar una flor es un acto tan salvaje como matar a un bebé».

Nuestra visión de lo que llamamos vida no es dogmática. Pensamos que no es lo mismo matar a un cordero que matar una col. Somos compasivos con los perros y crueles con los mosquitos. Protegemos a los seres vivientes que nos son útiles o agradables y envenenamos a las ratas. Aunque pueda parecer escandaloso, el progreso vital y cultural de la especie humana se ha hecho a menudo combatiendo las especies animales y las especies vegetales que tienen menos poder.

No pretendo que los humanos dejemos de comer vegetales. Solo quisiera suscitar un poco de respeto por toda la vida que tenemos a nuestro alcance. Plantas y animales. Puede ser interesante detenernos un momento en la palabra animal. Es una palabra relacionada con ànima. Con una definición que hace pensar: «Un animal es un ser que respira». Como nosotros, como todos los seres que viven. Porque también respiran los perros y las hojas. Cuando decimos de un hecho humano que es «una animalada», los animales deberían tener voz para corregirnos: «Esto que habéis hecho es una lamentable humanada».