Reconocer el estado de Palestina, una cuestión de justicia y dignidad

JAVI LÓPEZ

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Ya hace más de 66 años que el conflicto entre Israel Palestina se eterniza, causando dolor, sufrimiento y destrucción. Más de veinte años después de los Acuerdos de Oslo, y del establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina, podemos vislumbrar tres grandes conclusiones. La primera es que la comunidad internacional ha llegado a un importante grado de consenso sobre cómo lograr una paz global, justa y duradera en Oriente Medio. Esta paz debe alcanzarse mediante la existencia de dos Estados, el de Israel y el de Palestina, independientes, democráticos, con continuidad territorial, soberanos y viables, que convivan en paz y seguridad con fronteras definidas tal y como lo estaban en 1967.

Por otra parte, la segunda consideración compartida por la comunidad internacional es la sensación de agotamiento de las posibilidades para lograr la paz en Oriente Medio. Los atentados y las guerras se van sucediendo de forma periódica a lo largo del tiempo causando unos costes humanos, políticos y sociales enormes. Ya hay varias generaciones que sólo han conocido el conflicto, la violencia, el sufrimiento y el odio. El último capítulo se produjo este verano, con la ofensiva militar vergonzosa y desproporcional de Israel sobre Gaza, que causó 2.131 muertos palestinos (muchos de ellos menores) y 71 israelíes, y decenas de miles de refugiados que siguen viviendo en condiciones infrahumanas fuera de sus hogares. 62000 personas viven en refugios de la UNRWA, y entre 40000 y 50000 en familias de acogida financiadas por la ONU. Los costes directos de la Guerra equivalen a 4.400 millones de dólares (PECDAR). Los intensos bombardeos en fábricas, oficinas, tierras cultivables, infraestructuras de agua y electricidad han afectado a toda la economía.

La tercera consideración, los acuerdos de Oslo y el establecimiento de una Autoridad Nacional Palestina no han impedido que, sobre el terreno, se siguiera practicando una política de hechos consumados que va consolidando la fragmentación y colonización de los territorios ocupados en Palestina, incluyendo Jerusalén Este. La condena y el rechazo frontal a los ataques a civiles israelíes y la defensa del derecho de Israel a existir y hacerlo en paz y seguridad debe ser inquebrantable, pero no puede hacernos olvidar las responsabilidades que Israel tiene, como potencia ocupante, respecto a la población palestina y sus graves incumplimientos con respecto al Derecho Internacional y las resoluciones de Naciones Unidas y la vulneración de Derechos Humanos.

Hoy es más que nunca necesario un compromiso total con la consecución de una paz justa y duradera que ponga fin al conflicto entre Israel y Palestina. Para que esta paz sea posible, es tan necesario el reconocimiento del derecho de Israel a existir en paz, como deponer lo que actualmente es el principal obstáculo para el logro de este objetivo: la ocupación ilegal de territorios palestinos por parte de Israel y su progresiva colonización a través del muro de la vergüenza y de la destrucción de casas y cultivos de Cisjordania, mientras se mantiene un bloqueo en Gaza, que hace que actualmente la Franja sea una prisión a cielo abierto.

La actitud del conjunto de la comunidad internacional es esencial para contribuir a una resolución justa del conflicto, y ya se han dado algunos pasos importantes en esta dirección. En 2011, Palestina fue admitida como Estado miembro de la UNESCO, y un año más tarde la Asamblea General de Naciones Unidas concedió a Palestina la condición de Estado "observador". Actualmente asistimos al reconocimiento del Estado palestino en algunos países de nuestro entorno europeo. Ya lo hicieron Polonia, Hungría y Eslovaquia, con anterioridad a su entrada en la UE. Asimismo, hace un mes el nuevo gobierno sueco encabezado por el socialdemócrata Stefan Löfven reconoció oficialmente y de manera unilateral el Estado de Palestina como primera medida del mandato. Y en esta misma línea, algunos parlamentos europeos están debatiendo resoluciones no vinculantes que piden a sus respectivos gobiernos que reconozcan a Palestina como un Estado. El británico y el irlandés ya lo han hecho. La Asamblea francesa lo debatirá y votará la próxima semana. Y este martes, el Congreso de los Diputados vota en sesión plenaria una Proposición no de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Socialista que pide al Gobierno español que reconozca a Palestina como Estado. Los socialistas creemos que el reconocimiento del Estado palestino como sujeto de derecho internacional puede ser un instrumento de presión para desbloquear las estancadas negociaciones de paz.

Por otra parte, es absolutamente necesario seguir trabajando para conseguir una coordinación a nivel europeo sobre este tema. Cabe señalar como elemento positivo la ambición y valentía con la que Federica Mogherini, la nueva Alta Representante de la UE y responsable de su política exterior, ha afrontado el tema desde el primer minuto de su mandato apoyando esta iniciativa.

Desde el Parlamento Europeo, conjuntamente con Elena Valenciano, Presidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos, estamos trabajando para llevar el reconocimiento de Palestina como Estado, una cuestión de justicia y dignidad, también en la cámara de representación de los ciudadanos europeos. A pesar de los numerosos obstáculos que hay en el camino, los socialistas no nos detendremos en nuestra lucha para conseguir que Palestina e Israel puedan convertirse en dos Estados viables y democráticos que convivan en paz.