La rebeldía del catalán prohibido

JOAN SOLÉ

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La tentación de lo prohibido fue lo que llevó a Eva a comerse la manzana. Prohíbe salir a un adolescente sin razón, ya veremos como se resuelve la situación. En Catalunya, la prohibición ha sido, y es, un concepto que ha alimentado la rebeldía contra la imposición y su defensa identitaria. Empezando por la prohibición de símbolos, instituciones y banderas del decreto de Nueva Planta, pasando por la persecución cultural catalana del siglo pasado hasta llegar a la actual, la segunda ya del siglo XXI, la de poder votar.

El concepto "siglo XXI" merece un análisis. Inspirado en la modernidad y con los viejos fantasmas del autoritarismo caducados y aparentemente lejanos con una nueva mentalidad más abierta, ¿quién podía imaginarse que a estas alturas en un mismo año debatiríamos sobre el aborto libre o el mero hecho de votar para que el gobierno configure una gestión nacional?

"Prohibir algo es despertar el deseo", dijo el pensador francés Michel de Montaigne. En el año 2010, el mismo Tribunal Constitucional que necesitó cuatro años para dictar sentencia sobre el Estatut de Catalunya, escribió su primera prohibición al pueblo catalán del siglo XXI. Considerándose “nación”, el tribunal sentenció que ha pesar de que en la Constitución española se recoge que España está formada por “nacionalidades y regiones”, Catalunya no es una nación porque solo hay una: España. La respuesta de la clases política, social y cultural catalanas, fue tan rápida como la suspensión de la ley de consultas del TC: una manifestación con el lema “somos una nación, nosotros decidimos”. Con la misma rebeldía con la que los catalanes del siglo XVIII siguieron usando su lengua y guardando los símbolos y esperanzas de algún día recuperar sus instituciones. Con la misma energía de los hombres que hicieron realidad el renacimiento de la cultura catalana a principios del siglo XX, y mantuvieron la lucha clandestina defendiendo la cultura catalana durante los cuarenta años más oscuros de la historia reciente de España. Rebeldía, concepto ligado al ADN de los que ahora se alzan de nuevo para votar el 9 de noviembre.

Lo acepte o no la clase política española, la prohibición y la falta de entendimiento con las aspiraciones catalanas ha llevado a la situación actual. ¿De verdad se creen que los medios de comunicación y la política catalanes han creado la situación actual? Echen un vistazo a los datos del CEO sobre la evolución del porcentaje de catalanes favorables a la independencia. Ha pasado de menos de tener un 15% en junio del 2005, contexto político muy cercano a la aprobación del Estatuto, a llegar a más del 50% ya en el 2014. A partir del 2010, una vez se dice “prohibido ser nación” y el Partido Popular empieza su famosa campaña de los cuatro millones de firmas, el crecimiento es imparable, más de 30 puntos. La rebeldía, ahora mismo, no se apaciguará con discursos ni suspensiones. Esta última prohibición refuerza la última gran rebeldía, la de la independencia de Catalunya.