Dos miradas

(Re) producción

En esos óvulos congelados que ofrecen Apple y Facebook germina la genuflexión más absoluta de la vida personal a la productiva

emma Riverola

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Apple y Facebook financiarán la congelación de óvulos de sus empleadas para retrasar la maternidad y sustraerla así del momento álgido de la carrera profesional. La propuesta se viste como un incentivo para atraer talento femenino, un bien escaso en Silicon Valley. La medida no es nueva, ya se ofrecía con sordina a las ejecutivas en algunas firmas financieras o de abogados de EEUU. Frente a las dificultades derivadas de conjugar la maternidad y la profesión, frente a los debates sobre cómo conciliar empleo y familia, estas empresas se lanzan por la tangente y ofrecen una solución práctica: trabaja primero y procrea después. Del think different al padre diferente. Pero en esos óvulos congelados se gesta mucho más que un incentivo laboral, germina la genuflexión más absoluta de la vida personal a la productiva.

Cuando se dice a las mujeres que pueden ser madres después de dar sus mejores años a una empresa, también se está diciendo a los hombres que no se distraigan con tonterías. Ni hijos ni hobbis ni placeres ajenos a la productividad. La reproducción al servicio de la producción. Que nada nos desvíe del objetivo. Para las triunfadoras, buenos sueldos y maternidad a los 40 (solo a las que les funcione, claro). Quien no siga el carril siempre podrá ser una madre pobre a los 30. La sublimación del calendario laboral. Supeditado a sus manecillas, gira el reloj biológico y, también, un régimen de clases.