Dos miradas

Rayas y estrella

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Para un amigo a quien enseño la camiseta de rayas con una cruz de color amarillo de Zara no hay puntos de contacto entre la prenda de vestir y los campos de concentración nazis. Me dice: «Las rayas son horizontales, no verticales». Lo admito, porque este tipo de percepciones se deben valorar de forma inmediata, sin una segunda lectura. A mí, sin embargo, también de golpe, sin pensar demasiado, me produce una impresión terrible. Veo, por supuesto, los uniformes de los deportados con la estrella de David de color amarillo en el pecho. Los de Zara se apresuraron a quitar la camiseta del mercado y adujeron que se trataba de la estrella de un sheriff, porque tenía las puntas redondeadas. Es igual. Lo que preocupa, de este caso y otros similares (la misma empresa, cuando sacó una bolsa con una esvástica empotrada en un sol) es la gratuidad con que se usan símbolos que no son precisamente inocentes y que tienen, detrás, una larga, negra y reciente historia de infamias.

Los diseñadores han optado por una imagen que les atrae -al menos estéticamente- y han olvidado el peso lacerante del pasado. Hace unos años, por ejemplo, H&M vendía unas chaquetas blazer con unos botones dorados donde también había una esvástica. Se disculparon con aquello tan sabido que la esvástica es de origen hindú. Les vence o el deseo de provocar porque sí o la devoción fetichista, y se alían con el hecho de que la memoria es débil. No valen bromas, con según qué uniformes.