Desvío

Hace 20 años, la prensa madrileña mejor informada explicó un hecho que convertía en realidad un dicho popular muy castellano, llevar el agua al molino propio: un diputado al Congreso del PP por Madrid había conseguido desviar las aguas del río Tajuña para que pasaran por debajo de su molino en Carabaña, que había reformado hasta convertirlo en segunda residencia. El cabreo popular era porque las aguas de Carabaña eran de conocimiento universal por sus propiedades como purgantes, depurativas y contra la seborrea.

Aquel diputado madrileño ya influyente en 1994 , era  Rodrigo Rato. Dos años después, acompañó a Aznar en su amarga victoria electoral, que les obligó a buscar el pacto con Jordi Pujol (lo aconsejó Felipe González). Antes del encuentro oficial en el hotel Majestic y su famoso pacto, Pujol se reunió con Rato en Carabaña. Repasando la prensa de ayer, tenemos a un Pujol reprobado en el Parlament por desviar su fortuna a Andorra y a un Rato que acude a los juzgados para desviar sus responsabilidades sobre sus cuentas de empresa desviadas a cuentas paradisíacas. Dos historias coincidentes sobre la inmoralidad acumulada de cargos públicos. Son los efectos tardíos del agua de Carabaña, que purga y depura a sus adictos.