Editoriales

La Rambla del siglo XXI

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El mismo día en que Turisme de Barcelona anunciaba con entusiasmo unas previsiones de crecimiento de visitantes en la ciudad de hasta el 7% para este verano, se daban a conocer las líneas maestras del plan de usos de la Rambla, que blindará la actual oferta turística de la popular vía barcelonesa por donde transitan 100 millones de personas al año en un proceso de creciente, y también amenazante, saturación.

Este plan municipal de control de negocios en el privilegiado eje ciudadano -para el que el alcalde Trias ha obviado al PP, su aliado habitual, y se ha apoyado en el PSC-, establece como límites los 40 establecimientos hoteleros, 97 restaurantes y ocho locales musicales que se hallan registrados actualmente. No habrá nuevas licencias hoteleras, de restauración o de música en lo que constituye el intento más decidido de cortar la tendencia al monocultivo turístico basado en tres ejes: hoteles-cervezas-tapas.

Sin embargo, el frenazo en seco a esas actividades en la Rambla no debe ser más que el imprescindible paso inicial de un proyecto más ambicioso de dignificación y ordenación de la populosa vía urbana y de su entorno. Además del equilibrio comercial de su columna vertebral, la zona precisa de actuaciones que den soluciones a la movilidad y la urbanización del distrito, liberando espacio público para que un día los barceloneses puedan recuperar, en convivencia con los visitantes, un paisaje urbano que ahora se les muestra demasiado hostil.