Rajoy, triunfalista pese a Aznar y Bárcenas

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El discurso de Mariano Rajoy en la clausura de la convención que el PP ha celebrado este fin de semana ha vuelto a ser un manual de triunfalismo. Sus últimas intervenciones públicas parecen una fotocopia, ya hable de economía, de la corrupción o de Catalunya. En economía, el guion es siempre el mismo: tres años después, Rajoy todavía recurre al «desastre» de la herencia recibida para compararla con la recuperación que ha propiciado el Gobierno del PP y para ensalzar el comportamiento de los españoles, a quienes adjudica el protagonismo del cambio. Pura retórica, porque después añade que el PP ha bajado el paro, ha pagado las facturas y ha mantenido el bienestar.

La única novedad de esta convención son los abiertos ataques a Podemos, convirtiéndolo así en el principal adversario del PP. Para Rajoy, el proyecto del PP es el único que existe, una manera de descalificar a Podemos y de contestar a José María Aznar, que el viernes echó en falta precisamente una línea política clara en su partido. La andanada de Aznar y las acusaciones de Luis Bárcenas acotaron la convención. Pero Rajoy solo respondió a ambos a su modo, con referencias indirectas. Ni mencionó al extesorero ni rebatió sus gravísimas acusaciones. Solo se vanaglorió de lo que el PP hace para luchar contra la corrupción. Y en cuanto a Catalu-nya, repitió que las elecciones plebiscitarias son un «engaño» a los catalanes pero no ofreció alternativa alguna más allá de apelar de nuevo al cumplimiento de la ley.