Editorial

Rajoy, Puigdemont y los fuegos de artificio

El 'president' sabe que el referéndum no será pactado ni homologado internacionalmente, pero se trata de cargarse de razones ante el choque institucional

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El diálogo de sordos entre la Generalitat y el Gobierno de Mariano Rajoy se trasladó ayer a Madrid, en un nuevo jalón del camino hacia el grave choque institucional al que se diría que el 'procés' está abocado por acción o por omisión. Primero Rajoy emplazó a Carles Puigdemont a presentar en las Cortes su propuesta de referéndum, algo que el 'president' ya ha rechazado, y cargó contra la ley de transitoriedad jurídica. Motivos para criticar este texto legal que solo conocen un puñado de elegidos y del que ayer se publicó un borrador no faltan: desde la intención de declarar unilateralmente la independencia en caso de que no haya referéndum hasta la idea de que el castellano no sería lengua oficial, el borrador no solo no ofrece seguridad legal alguna, sino que es motivo de honda preocupación.

En su conferencia en el Ayuntamiento de Madrid –con Pablo Iglesias como único líder de un partido español presente– Puigdemont retó a Rajoy a pactar el referéndum en Catalunya, que reiteró que convocará, «pactado» u «homologado internacionalmente». Como única novedad, comparó la consulta con el retorno de Tarradellas, dos cuestiones que no tienen nada que ver. En realidad, todo suena a  fuego de artificio. Puigdemont sabe que el referéndum no será pactado ni homologado internacionalmente, pero se trata de cargarse de razones ante el choque institucional. Si la voluntad de diálogo que ambas partes proclaman fuera cierta, estarían ya negociando.