La soledad de los fiscales

albert
Sáez

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Termina una semana con los fiscales bajo los focos. Las idas y venidas entre la fiscalía en Madrid y Barcelona, la sobriedad en la palabra de Torres-Dulce, la verborrea de algunos dirigentes del PP y los cambios de humor de la Moncloa en el delicado tema del tratamiento penal del 9-N han dejado al ministerio público al pide los caballos. Lo anormal en este caso no es que la fiscalía debata la viabilidad de una querella ni tampoco la eficacia de la acusación pública. Eso pasa a menudo. Lo soprendente es que se convierta en un espectáculo público azuzado desde el Gobierno y, sobre todo, des del partido del presidente del Gobierno.

Demasiada gente atribuye la actitud de Rajoy en este asunto a su presunta inclinación a la pasividad política. Ciertamente en su carrera han pesado más los silencios tácticos que las audacias dialécticas. Con todo, vista la presión de ciertos sectores de la opinión pública, Rajoy no ha hecho otra cosa que intentar no sufrir daños. Ha templado en un sentido y en otro hasta dejar a la fiscalía sola frente a Mas. Ha impuesto su teoría de que «no pude negociar lo que no es suyo», la soberanía nacional, y ha seguido la doctrina de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría: la defensa del Estado es competencia de la fiscalía.

Sin respuestas políticas

Nueva matrícula de honor para estos opositores impenitentes. Lástima que en otros asuntos no sean tan pulcros. Resulta curioso que Cospedal mantenga que no pueden «hacer nada más contra la corrupción» sin animar a los fiscales a hacer su trabajo también en este asunto.

Desconozco los motivos del rifi rafe entre fiscales. Quienes se negaron hace una semana, ahora firman tres querellas por cuatro delitos que pretende imputar al president de la Generalitat presidenty a dos conselleres. Todo muy lógico desde la fiscalía aunque leído el escrito se  podría resumir así: querella por poner en marcha una web, un buzoneo y una rueda de prensa. Lo curioso es aludir a los Mossos en la exposición de hechos y eliminar a su jefe de la lista de imputados. Cosas de la fiscalía que nadie atendería si hubiera o hubiese respuestas política. Ni están ni se esperan.