ANÁLISIS
El club de los británicos
Ni una sola mención a Siria, el cambio climático o la cooperación internacional en el catálogo de promesas de May
Rafael Vilasanjuan
Periodista
RAFAEL VILASANJUAN
La división entre izquierda y derecha empieza a formar parte de un mundo antiguo. El futuro no parece ir por ahí. Si en Francia Macron ha abierto el camino para anular esa falla ideológica con nombramientos de gobierno a uno y otro lado, ahora en Gran Bretaña, siguiente escala en el mapa electoral, Theresa May anuncia que quiere transitar la misma senda. No es que la primera ministra por efecto del 'brexit' vaya a escarbar para incluir líderes de izquierda en su candidatura. La cuestión es que la propuesta de May, de quien nadie duda que saldrá vencedora en las urnas el próximo 8 de Junio, avanza en políticas sociales que hasta ahora eran gancho laborista.
Con las peores previsiones en las encuestas para los laboristas de Jeremy Corbyn, cuando todo apunta a que la crisis de la socialdemocracia está dejando sin espacio a la izquierda en toda Europa, May aprieta a la búsqueda del voto de los trabajadores británicos que tradicionalmente han apoyado el laborismo, pero que fueron los primeros en apuntarse a la idea de abandonar el barco europeo. No será la división de clase la que acabe decantando el voto. Como ocurrió en EEUU. con Trump o en Francia con Le Pen, los trabajadores, cualificados o no, han dejado de mirar a la izquierda y han empezado a abrazar el nacionalismo como el único remedio frente a los males de la globalización.
¿ADIÓS AL LIBERALISMO DE THATCHER?
Y eso es lo que recoge precisamente el manifiesto de Theresa May, un programa que cierra fronteras, que no deja el menor resquicio a la esperanza del regreso de los británicos a la UE, y que restringe enormemente las puertas a la inmigración, especialmente la menos cualificada, pero que al tiempo reconoce que el camino para romper la brecha de desigualdades es el único posible para evitar el fracaso. En Gran Bretaña, durante la campaña electoral cada uno de los partidos que se presentan publica un manifiesto. Muy pocos lo van a leer entero, pero el de Theresa May ha sorprendido con párrafos como este: “Si vienes de una escuela pública es mas difícil alcanzar una buena profesión que si vienes de una privada. Si eres blanco, de clase trabajadora, tendrás menos posibilidades de llegar a la universidad. Si eres negro, el sistema de justicia criminal será mas duro contigo que con los blancos. Si naces pobre, morirás de media 9 años antes y si eres mujer ganarás menos que un hombre…Injusticias alarmantes que dañan la unidad de nuestro país y a las que vamos a hacer frente”
Theresa May avanzó las elecciones sabiendo que iba a ganar. Una victoria fácil. Lo que no intuíamos es que su manifiesto emergería como el pañuelo de adiós al liberalismo de Thatcher. May abrirá una nueva etapa con un estado protector, beneficios sociales e igualdad de oportunidades ¿Falta algo? Si. La deriva nacionalista. Ni una sola mención a Siria, Afganistán, el cambio climático o la cooperación internacional ni por supuesto a los refugiados. Un catálogo de promesas precioso, en todo caso exclusivas para el club de los británicos.
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