AL CONTRATAQUE

Quiero equivocarme

XAVIER SARDÀ

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Nos vamos. Pasaremos este agosto con el enigma de lo que suceda a lo largo de los cuatro últimos meses del año. Serán 31 días casi  tan crípticos como la Luz de agosto, de Faulkner. Teniendo en cuenta la variedad de opciones y resultados posibles del procès, no sé porqué las cutre-casas de apuestas no aceptan envites políticos a la catalana. ¿O sí?

¿Estamos en un punto de inflexión histórico? Lo cierto es que aquí  hay hambre de utopía y de recuperar algo así como la certeza elemental. Inquietante. Allí dicen que de eso nada. Mas y Junqueras son como heraldos vivientes e intérpretes del mundo con la prensa catalana casi unánime a sus pies. Puede que por hambre de personalidad ha aumentado en progresión geométrica el periodismo coincidente.

No sabemos si Catalunya votará, pero estamos haciendo la crónica de una selfie anunciada, a la que no faltará casi nadie. La V proviene del grafema jeroglífico, luego del protosemítico, pasando por el fenicio, griego,etrusco y latín. La más grande, el Onze de Setembre.

Me marcho con el confesable deseo de no tener razón en nada. Codicio que mi escepticismo no esté justificado y que todo se desarrolle sin la menor sacudida psíquica para los catalanes. Me dejaré empanar por el sol del mes de Octavio y que Júpiter nos ayude.

En mi desideratum no es sustancial que se juege sociológicamente con los catalanes como cobayas en un permanente publirreportaje de las bondades de la independencia.

En mi  afán, no es necesariamente fatal que un líder político cambie de criterio siguiendo a unas masas que escapan a su control. Masas avivadas orgánicamente y que ahora gestionan la Corpo-secessió y la ANC.

Quiero equivocarme también en el orden de los factores. Quiero que no sea esencial convocar primero un referendo y pretender negociar después su legalidad.

Choque de trenes teatral

Sé que el presidente de Catalunya está preocupado por su suerte política y personal, y sé y me consta que el presidente del Gobierno quiere evitar a toda costa que Mas se quede sin salida transfigurándose en mártir. No cederán pero quiero equivocarme y espero que el choque de trenes sea teatral. Quiero no tener razón en que la fundación de la República Catalana sería como dar una voltereta para caer prácticamente en el mismo escenario político. ¿Se juzgaría a Millet y la supuesta financiación irregular de Convergència? ¿Los hijos de Pujol y el propio expresidente deberían asumir sus responsabilidades? ¿Se repetiría la indecencia política de Torredembarra y su patético alcalde? ¿Habría consellers de Gobernació de Esquerra Republicana de Catalunya dedicándose al contrabando de tabaco? ¿Habría alcaldes cobrando sobresueldos? ¿Adigsas y Clotildes? Seguro que no.