¿Quién dirige la política de los refugiados, los estados europeos, la UE o las mafias?

EDUARD SAGARRA

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Europa y los Estados de la Unión se hallan sumidos en una terrible y difícil encrucijada ante el alud imparable de refugiados llegados a su territorio por tierra, mar e incluso en bicicleta. Lo cierto es que no sirven las políticas, normas ni los tratados internacionales ni las resoluciones de las Instituciones de la Unión, y además está ausente y no se espera una política de cooperación y solidaridad entre los Estados receptores de los cientos de miles de refugiados.

Durante el pasado año se recibieron másde 1.300.000 nuevos solicitantes de asilo, sin contar  los que ya estaban en Europa. Se prevé que este año serán más de 2 millones de seres humanos procedentes de Turquía, pero de nacionalidad SiriaIraquíAfganosEritreos o Libios los que llegarán (sino mueren en el empeño) a Europa, donde encontrarán muros y vallas de contención.

Por archisabidas, no es necesario enumerar las causas de este éxodo o migración forzosa hacia la envidiada Europa cuyo estado del bienestar de la “tierra prometida“ es vista  a diario en sus televisiones en sus tablets y en sus móviles, a la par que admiran los goles de Messi o Neymar, ¡y conocen de memoria las alineaciones del Barça!

Ante este flujo imparable de seres humanos, ni los 28 Estados miembros, sus gobiernos, ni las Instituciones, ni la propia sociedad civil de cada uno de los estados europeos saben, pueden o quieren llevar a cabo, una política de asilo y refugio racional, efectiva y coherente con los principios, valores y libertades en los que se asienta nuestro sistema político y convivencial en 2016 y en las normas de aplicación.

Europa debe conjugar, los vectores siguientes:

  • Mantener los valores y principios que hoy rigen nuestra sociedad organizada y que se contienen en las Constituciones, Leyes y Tratados en especial el de la Unión Europea.
  • Cumplir con las obligaciones asumidas por cada Estado en sus Leyes y en especial en los tratados de la Unión, Schengen, Convenio de Ginebra sobre refugiados, Dublín y un largo etcétera. No cumplirlo pueden dar al traste con la propia Unión Europea, incurriendo además en responsabilidad internacional.
  • La necesidad de luchar o de promulgar políticas eficientes en la lucha contra el racismo y la xenofobia. Sentimientos que se encontraban latentes en nuestra sociedad y que de pronto han explotado con toda su virulencia. Deportaciones en masa, confiscación de dinero y joyas, brazaletes identificativos, guetos, señalamiento de las casas de refugiados, y un desgraciado etcétera de despropósitos que nos recuerdan épocas pasadas y anteriores a la segunda guerra mundial.
  • La inevitable y difícil convivencia entre dos culturas distintas y de religiones con principios y valores muy diferentes, a veces irreconciliables, como es el trato igualitario entre hombres y mujeres.
  • Las mafias que gestionan ordenadamente estos flujos ante la mirada atónita de los europeos. Sin ir más lejos las últimas noticias nos informan de la desaparición de más de 10,000 niños en manos de las mafias en Europa que comercian con los mismos .
  • La seguridad y prevención contra el terrorismo en especial el terrorismo yihadista.
  • La presión que ejerce Turquía sobre la Unión Europea en su conjunto con una doble finalidad: obtener ayuda y financiación económica para mantener los campos de refugiados en su territorio y forzar a la Unión Europea a reiniciar las negociaciones para su entrada – con todos los honores- en la organización supranacional.

Europa  ha demostrado durante el pasado año y lo que va del presente que es incapaz de ordenar estas situaciones y darles una solución conjunta y a la vez individualizada a cada estado soberano. Nuestros dirigentes confían en que la sociedad civil, solidaria, agrupada en organizaciones humanitarias podrá solucionar lo que ellos no saben asumir.

A mayor confusión en las políticas erráticas, contradictorias e individualistas; a mayor rechazo de los refugiados; a mayor venta de armas a los países en conflicto, y a mayor racismo y xenofobia de las sociedades de acogidamás beneficio obtienen las mafias que transportan, sin riesgo y con millonarias ganancias a los desesperados que huyen a cualquier precio de la guerra, miseria y tiranía. Son los modernos traficantes de esclavos cuyos honorarios cotizan al alza cuanto más carencia y falta de coordinación de la política europea se produzca. Es una Bolsa de cotización inimaginable y de beneficios sin impuestos.

Ante este caos, la ciudadanía se pregunta con perplejidad e incredulidad pero con gran temor por su propio futuro y el de sus hijos ¿Quién dirige la política de refugio y asilo actualmente: Los gobiernos de los 28 Estadosmiembros y las Instituciones de la Unión Europea o, por el contrario las Mafias?

Me horroriza dar la respuesta, pero a las pruebas me remito

Primero de febrero 2016